De un relevamiento y recopilación de antecedentes llevadas a cabo desde la Defensoría del Pueblo, se pudo determinar, que por picadura del mosquito «Aedes Aegypti», el mismo que transmite el dengue, el chikungunya y el zika, y que es el que produce además la “fiebre amarilla”, que desde hace unos años se ha convertido en habitual en las zonas tropicales; siendo que nuestro país, no escapa a esta situación, constituyéndose las áreas de mayor riesgo en la actualidad las provincias de Misiones, Chaco, Formosa por su proximidad con Brasil, Paraguay y Bolivia, de ahí el planteo de acciones y protocolos regionales.
Desde la Defensoría del Pueblo, se señaló que más allá de los distintos serotipos existentes, es necesario que todos colaboremos cada uno desde sus funciones, pues se reconoce que la falta de higiene es el mayor problema, a ello debemos sumarle que el virus que se transmite por la picadura del mosquito “Aedes Aegypti”, no reconocen las fronteras, basta decir que solo 120km separan Asunción del Paraguay de Formosa, por ejemplo y en Clorinda para pasar al país vecino existe en un puente sobre el Río Pilcomayo, que muchas veces en el año está seco y por otro lado, tenemos que ser conscientes de que en el país y más aún en nuestra región, donde el riesgo es mayor; donde esta enfermedad que reapareció hace 7 años y nadie sabe explicar bien porqué, continuará por unos cuantos años más, por lo que habrá que prepararse para una larga prevención y principalmente un cambio cultural en los propios vecinos, ya no basta con solamente las campañas y letreros que advierten sobre la peligrosidad del dengue y tampoco el barrio, la ciudad, o el país en que vivamos, porque el mosquito, se encuentra en toda esta zona y ataca tanto a los ricos como a los pobres, por ello todo suma, desde lo básico, evitando la acumulación de recipientes con agua en nuestras casas, hasta permitir el trabajo de los brigadistas en las fumigaciones. No debemos quedarnos con la ocurrencia y actitudes individualistas de acudir a la Justicia como si fuera la misma la que tiene en sus manos la solución a éste tipo de problemas. Los que hacen política partidaria con la salud de las personas o situaciones similares, se mueven en otro campo y así tenemos los ejemplos no solamente del dengue, sino también cuando existió el brote de aftosa y que desde el Gobierno Nacional se produjo el peor camuflaje sanitario nacional, similar situación se dio con la leishmaniasis también.
Luego de la epidemia del dengue, más importante de los últimos 50 años de la Argentina, durante el 1er semestre del 2016, actualmente existe una alerta regional, debido al brote epidémico de fiebre amarilla en Brasil, y por ello desde el Organismo de la Constitución, ante este escenario de riesgo territorial, que implicarán adoptar nuevas estrategias y políticas epidemiológicas conjuntas en toda América Latina, sugirió a los diputados del Mercosur tomen y gestionen las medidas urgentes y necesarias para neutralizar e informar sobre la prevención y vigilancia de las enfermedades transmitidas por mosquitos, ya sea dengue, zica y chikungunya.
El Ombudsman Provincial José Leonardo Gialluca, señaló que todos tienen derechos a realizar denuncias penales, como lo han hecho en nuestra provincia y también en el Chaco, no obstante lo cual, lo sobresaliente está en mantener y extremar las medidas de cuidado y de prevención, cuya responsabilidad tienen el Estado Nacional, Provincial, Municipal y todos los que integramos las diferentes comunidades. Las Organizaciones actuales más los patrones climáticos extremos generan comportamientos en los cuales no se puede hacer lo mismo que hace 40 años, con el dengue en la Región. La situación será cada vez más compleja y todo suma, desde la organización de los vecinos para que cada manzana esté libre de huevos, larvas, pupa, mosquitos, es posible, no podemos quedarnos cruzados de brazos, y por su parte el Estado será el responsable a través de sus distintas áreas sanitarias y en un marco de vigilancia epidemiológica de establecer y modificar las acciones preventivas y de tratamiento para los afectados, llegándose si es necesario a la vacunación obligatoria para lograr una total inmunización, en algún momento cuando las condiciones para el uso de esta vacuna y la falta de evidencias en algunos aspectos de seguridad y efectividad, estén dadas.