La lactancia materna permite alimentar al niño en cualquier lugar y la leche está siempre preparada, a la temperatura justa, además de ofrecerle todos los líquidos que necesita, porque no hay que olvidar que cerca del 90% de la leche es agua.
La ingesta de líquidos en los niños lactantes cobra gran importancia en verano, cuando las temperaturas aumentan y hay mantener el nivel de agua en el cuerpo para prevenir cuadros de deshidratación y evitar golpes de calor.
Por ello, el Ministerio de Desarrollo Humano de la provincia recomienda que si le das el pecho a tu bebé, en estos meses de mayor temperatura, más que nunca es necesario dárselo a demanda; con ello se logrará mantener siempre un nivel de hidratación adecuada.
Asimismo, recomiendan que desde el nacimiento la lactancia materna tiene que ser a demanda, es decir sin horarios. Al bebé hay que ofrecerle el pecho, siempre que quiera, a su disposición. Sobre todo en verano, ya que el bebé transpira más y necesita reponer el agua que pierde su organismo.
Recuerdan también que el bebé que se alimenta exclusivamente de lactancia materna, antes de los seis meses, no debe tomar en lo posible otra cosa que no sea la leche de su madre.
Si el bebé es mayor de seis meses y ya ha comenzado con la alimentación complementaria sí se les puede ofrecer agua potable. Pero es el bebé quien va a autorregular lo que quiere beber, ya que si bebe demasiada agua también es posible que empiece a beber menos leche materna.
Entonces, para evitar una descompensación, en verano, más que nunca es necesario que le des a tu bebé el pecho a demanda, como así también aumentar la frecuencia en las tomas. Así el bebé mantendrá siempre un adecuado nivel de hidratación.