n
La variedad y calidad de los pesebres que se aprecian en la ciudad, casas particulares, comercios,espacios públicos y organismos del estado provincial y municipal, recrean una vez más el clima navideño, con todas las manifestaciones tradicionales a las que han adherido los vecinos con dedicación y fe.
Se incorporan en la mayoría de ellos elementos lumínicos y que por la noche le otorgan un particular atractivo que obliga a detenerse a peatones a apreciarlos y tomarse una selfie.
En muchos casos el pesebre de Oriente incluye como figura central la cuna que ocupará desde la media noche del 24 el Niño Jesús y a su alrededor a la Virgen María, a San José, a los tres Reyes Magos así como también a los animales que se presume dieron calor al hogar del recién nacido en Belén.
Otro dato distintivo es que se utilizaron elementos típicos de la región guaranítica -que se repiten en los hogares formoseños y en otras recreaciones públicas- ya que se ha apelado a la visión del establo sencillo y humilde donde se produjo el nacimiento de Cristo en Belén, destacándose que esta ponderación de la Nochebuena y de la Navidad tiene que ver con la necesidad de realzar el significado fraterno, solidario y humanístico que tienen estas celebraciones para el reencuentro y el accionar comúnen la conformación de una sociedad cálida y unida.
Esta reafirmación de los hechos del pasado religioso, al que el pueblo formoseño está íntimamente ligado, no solamente tiene significación para fortalecer el enriquecimiento espiritual comunitario de modo tal que se embarque en la empresa del bien común sirviendo, sobre todo, a los anhelos de solidaridad que surgen de las distintas franjas sociales y al mismo tiempo a los que necesitan de gestos y acompañamientos altruistas para que abracen la justicia social.
La exaltación del nacimiento de Jesús, como prenda de unidad de los formoseños, tiene su correlato con otras presentaciones, como las de la Cruz del Norte y en la zona portuaria, así como en los propios hogares de miles de familias formoseñas.