En un contexto distinto, por la pandemia de Coronavirus, el histórico Hospital de la Madre y el Niño conmemoró su 44° al servicio de la comunidad formoseña.
Cuenta la historia que en la manzana del barrio Don Bosco entre calles Paraguay, Ayacucho, Córdoba y Julio A. Roca, funcionaba primero un psiquiátrico que en 1976 fue convertido en hospital de niños, para luego en 1983 ampliarse la atención hasta incluir maternidad y pasar a denominarse hospital de la Madre y el Niño.
Por sus pasillos, consultorios y distintos sectores pasaron cientos de profesionales de variadas disciplinas, que compartieron horas de trabajo y dedicación para preservar la salud de miles de niños que vinieron al mundo en nuestro suelo formoseño; así como mujeres, embarazadas y madres que encontraron allí contención y una atención de excelencia.

Entre las primeras enfermeras se encontraban Catalina Oviedo, Gertrudis Ortíz, Norma Siam y Deolinda Olmedo de Sosa.
Se trata de uno de los nosocomios insignia de la salud formoseña, que depende del Ministerio de Desarrollo Humano provincial y presta servicio en diferentes especialidades y según un esquema de complejidad creciente, recibiendo las derivaciones de pacientes de otros hospitales ubicados tanto en esta capital como en las localidades del interior.
En el mismo se cuenta con servicios esenciales para el cuidado de la salud tanto de la madre como del niño. Entre ellos, se destacan tocoginecología, pediatría, enfermería pediátrica y neonatología, este último considerado como el de mayor complejidad en la provincia y altísima calidad en sus prestaciones atenciones.

Su director, Víctor Fernández agradeció especialmente al personal la colaboración y predisposición en la atención de las mamás, y al gobernador Gildo Insfrán por “las políticas de salud que tiene dentro de la provincia, por todos los adelantos que hemos tenido en estos últimos años, donde somos un hospital de referencia provincial, con un sector de neonatología compleja, donde se hace lo que se hace en cualquier parte del país”.