Al hablar ante la multitud que colmo el moderno estadio polideportivo cubierto del club Argentino del Norte del Clorinda que inauguraba su moderna sede, el gobernador Gildo Insfrán apelo a su “muy buena memoria” para historiar la vida institucional del club desde su creación en 1938, y sobre todo en su paso por las inferiores de la institución, refiriendo a su sentir en el lugar que “era como volver a casa”.
No solo recordó con nombre y apellido a viejas glorias futbolistas que transitaron por el club, sino también a esos personajes que siempre tiene cada entidad tradicional como esta. Desde a quien llamaban “Capote¨I”, a don Silva que era el canchero o Luis Delgado que fue masajista que los fregaba las piernas con aceite verde, o uno de los fanáticos de la primera hora que era el carnicero Isidoro Fernández, quien dada su corpulencia se le adjudico la primer butaca de la grada edificada en aquellos años, la cual para que pudiera sentarse cómodamente tenia dimensiones especiales.
En tren de recordar también nombro a Juan “Lata” el boletero y decenas de otros que compartieron el campo de juego o lo alentaron a jugar en el club, como el taxista Carlos Fernández que fue quien lo sumo a la institución.
Incluso el gobernador, que aclaro pretendía despojarse de la investidura, para así transitar aquellos años de su niñez y adolescencia con naturalidad y trasmitir sus sensaciones especiales al ver a tantos amigos, para repasar además sitios especiales por donde anduvo en ese tiempo que vivió en Clorinda para estudiar el secundario.
Expuso el valor de lo que se estaba inaugurando en cuanto a que desde el deporte y la recreación, nuestros niños y jóvenes tienen más herramientas que los aleja del ocio y al mismo tiempo son efectivas para combatir flagelos que acechan en estos tiempos, como las adicciones. De ahí que exhortara a la comunidad a involucrarse activamente, dado que la lucha contra esta problemática excede al estado, es una responsabilidad de todo.