En un verano como el actual con temperaturas realmente elevadas, puede producirse un aumento del número de afectados por golpes de calor y deshidrataciones.
En este tiempo, no protegerse adecuadamente de la elevada temperatura ambiental puede tener consecuencias perjudiciales para el organismo, que puede perder agua y electrolitos, y provocar que la persona sufra fatiga, dolor de cabeza, vómitos, mareos.
Pero no es sólo el calor el que incrementa las posibilidades de deshidratación, sino que existen otros factores involucrados en la aparición de estos trastornos, como las diarreas, las gastroenteritis, los largos desplazamientos, o el abuso de los aparatos de aire acondicionado –responsables de la sequedad ambiental-, que también provocan la deshidratación con frecuencia.
Recomendaciones
Beber de dos a tres litros de líquido, repartidos a lo largo de todo el día.
Aumentar la ingesta de líquido si se realiza alguna actividad que requiera un gran esfuerzo físico, vigilando además que no se produzca una pérdida excesiva de líquido al sudar, y reponiendo la pérdida cuando esto ocurra.
Tener a mano una botella de agua para no olvidar beber de vez en cuando.
La sensación de sed aparece cuando ya se tiene algún grado de deshidratación; por lo tanto, no esperar a tener sed para beber, y hacerlo regularmente a lo largo del día.
Otras bebidas distintas al agua contribuyen igualmente a mantenernos hidratados; por lo tanto, es conveniente alternarlas para que beber no resulte aburrido, ya que algunos estudios han revelado que la ingesta de líquido aumenta hasta un 50% cuando se dispone de varias bebidas para elegir. Se pueden tomar infusiones, zumos naturales, lácteos, refrescos (mejor sin azúcar), cerveza sin alcohol…
Incluir en la dieta diaria alimentos con un importante contenido en agua (Caldos, frutas, hortalizas…).
No tomar bebidas con alcohol, porque esta sustancia provoca deshidratación.
Cuando haga mucho calor, no solo es necesario ingerir más líquidos de lo habitual, también es conveniente no exponerse al sol en las horas de mayor intensidad solar, y buscar espacios frescos y bien ventilados.
Controlar que tanto los niños como los ancianos, los enfermos, así como los más susceptibles de deshidratarse -deportistas, personas que trabajan al aire libre…-, tomen suficiente líquido de acuerdo a sus necesidades.
Si se tienen dudas sobre la forma correcta de hidratarse, consultar siempre a un especialista en salud en cualquier Centro de Salud de la Provincia.