Orgullosos los pobladores de esta villa turística de Herradura, ubicada a 45 kilómetros al sudeste de esta ciudad, se preparan para recibir a la legión de turistas que a principios de febrero de todos los años se siente atraída por la Fiesta Nacional de la Corvina de Río que este año se llevará a cabo los días 10,11 y 12 de febrero.
Además, por idea de vaya saber quien, se ha popularizado como » el jardín de la provincia» y ese eslogan se convierte en una suerte de desafío para los lugareños, que cuentan con la adhesión de empresarios, comerciantes y emprendedores privados así como del gobierno local, para que la celebración sea exitosa y acreciente el entusiasmo por difundir la naturaleza viva de «Formosa , hermosa!».
La de Herradura se ha convertido en la fiesta de todos , más aún al conocer la data histórica que revela que en 1762 se instaló allí la primera y única misión jesuítica de la provincia que dependía de la Compañía de Jesús y el Obispado de Asunción.
Se denominaba, la misión de San Carlos del Timbó y su existencia fue breve ya que no superó los tres años porque una determinación del rey Carlos III derivó en la expulsión de los jesuitas de España.
Vienen los pescadores
Los pescadores llegan desde los más lejanos rincones del país pero también de Paraguay, Uruguay y el sur del Brasil porque han quedado prendados de la belleza de este pez, que al parecer provino del Paraná medio para recalar cerquita de la laguna Herradura, en el río Paraguay.
El biólogo Abel Vera, exigente jurado, se sorprende por el crecimiento que han experimentado las especies en la zona lo que torna aún más apasionante los concursos de pesca.
Pero también con lo que ha descubierto: las corvinas cuentan en su cabeza un par de pequeñas bolitas que trituradas y consumidas acompañando cualquier comida o mate o tereré, se convierten en bienvenidos afrodisíacos.
Herradura se encuentra en una zona donde escurren infinidad de riachos hacia el río Paraguay por lo que es una suerte de imán para los pescadores.
Sin embargo, es ideal para los que buscan disfrutar de jornadas carentes de los ruidos y de la locura del tránsito urbano y que aprovechan sus horas de solaz para el avistaje de aves, las cabalgatas, la navegación, las caminantes por los bosques en galería y los safaris fotográficos. Es que a cada paso hay un cuadro para una postal.
Los campings
Quienes ya conocen la villa seguramente recuerdan los campings de entidades gremiales, sociales y deportivas que proliferan en la zona y que abren sus puertas al visitante para que acampen, con las comodidades consistentes en parrilleros, duchas, piletas de lavar y energía eléctrica permanente.
En los últimos años, hubo avances significativos en materia de infraestructura y son numerosos los complejos de cabañas dotados de confort para que el turista se sienta como en casa.
La Florencia, una de las cabañas tradicionales, hasta ha incorporado piletas de natación y otras para la cría de pacúes en estanque permitiendo a sus clientes que pesquen allí y que se encarguen de cocinar la pieza que cobraron.
Hay juegos y divertimentos para los chicos y para los mayores la posibilidad de eliminar el estrés despejando la mente al conectarla con la maravillosa aventura de la contemplación y el disfrute de una naturaleza que no ha sido perturbada por el hombre.
El festival artístico
Las tres noches de festivales artísticos reunirán a 50 artistas locales, nacionales e internacionales en espectáculos que serán conducidos por Mariano Iúdica. Comienzan cerca de las 20 y terminan al amanecer, habiendo servicios de colectivos constantemente que se encargan de movilizar, hasta el último canto, a los entusiastas amantes dl arte hasta el centro de la ciudad de Formosa.
En las carpas de los campings la familia disfruta de las corvinas asadas a la parrilla, con condimentos simples, porque la verdadera dimensión del sabor está en la blanca carne de la plateada corvina.
El generoso pez es la atracción para llegar a un lugar como Herradura al que los que la visitan vuelven porque al clima, a las bellezas naturales y a los secretos de la laguna y el río se le suman la cordialidad de los pobladores, inmejorables anfitriones en el «jardín de la provincia».