El joven Lucas Fernández, miembro del equipo de trabajo de la Dirección de Asuntos Juveniles de la Jefatura de Gabinete, brindo un testimonio de vida y ejemplo para otros que como él en su momento, transitaran por el flagelo de las adicciones.
En la escuela del barrio La Floresta, el propio gobernador Gildo Insfran pondero la valentía de Lucas, “quien dio un testimonio a tomar como bandera, fundamentalmente los jóvenes”, subrayando en ese sentido la carta de presentación que tuvo al decir que “el formoseño nace donde quiere. Aquí en nuestro territorio hay muchos que vive aquí y no nacieron en esta tierra, pero aman a Formosa, y en el único requisito para sentirse formoseño”.
En segundo lugar, “cuando cuenta su pasado difícil y que con valentía y la solidaridad de la mano del estado puedo recuperarse. Da un gran testimonio que puede salirse de ese camino y ser feliz, porque de la otra manera es una felicidad engañosa por aquellos que lucran con la vida de las personas, los jóvenes sobre todo”.
“El formoseño nace donde se le da la gana. Yo nací en otra provincia pero elijo vivir aquí”, expuso el joven, tras recordar que hace algunos años junto a su madre decidió residir en Formosa “buscando una mejor vida, sobre todo la mía que estaba siendo consumida por las adicciones y no encontraba una salida”.
Conto que estuvo internado en un centro de rehabilitación, y como última opción vinieron a Formosa, “sin imaginar que sería la mejor opción. Aquí pude encontrar el verdadero rumbo de mi vida, pude alejarme de todo aquello que no me dejaba triunfar ni progresar, me aleje de las adicciones y pude comenzar a ser yo”, significo.
“Hoy me siento tan formoseño como cualquiera de los que están aquí, porque el único requisito para serlo es amar a Formosa”, insistió en subrayar.
Dijo que acentuaba esto a “partir de que algunos que se dicen ser formoseños, pero que con su accionar solo muestran que aman sus ambicioso personales, y por ello no tienen ningún problema en hablar de Formosa y de los formoseños. Por suerte son una minoría”.
A modo de mensaje a otros que como el tiempo atrás sufren el flagelo de las adicciones, los expuso como “víctimas del atentado de aquellos adultos que lucran con nuestra vida. Detrás de cada joven victima hay un adulto inescrupuloso”.
“Les aseguro que si se puede salir de eso, yo que estuve lo puedo afirmar y contar mi experiencia, de liberarme de esta pesada carga. Y mi recuperación no fue por casualidad en una provincia que coloca al ser humano como centro de sus acciones”, exhorto, al tiempo que recomendó a jóvenes que transitan por este flagelo acercarse al IAPA.
Cargo finalmente contra una de las facetas mas espurias de la globalización que “busca cortar nuestras raíces y predica el individualismo, trata de despolitizarnos y desunirnos, porque separados en más fácil dominarnos”.