Un crítico escenario con la acentuada “dependencia económica” que “nos aleja de la soberanía política de nuestra nación y por ende de lograr la tan ansiada justicia social”, trazando un directo paralelismo entre la presidencia de Bernardino Rivadavia, que “hipoteco al país por más de un siglo”, con la actual de Mauricio Macri, realizo el ministro de Economía, Jorge Ibáñez.
Lo hizo en el marco de la evocación del 201° aniversario de la Independencia Nacional que presidio este domingo el gobernador Gildo Insfran sobre la avenida Néstor Kirchner, ceremonia que por momentos se realizo bajo un pertinaz llovizna.
Poco antes, el primer mandatario junto al vicegobernador Floro Bogado, el presidente provisional de la Legislatura, Armando Cabrera, el intendente Jorge Jofre y el jefe del Regimiento de Monte 29, teniente coronel Darío Gabriel Banchio, tras saludar a la formaciones de seguridad y policiales, escolares y vecinos, izo los pabellones nacional y provincial en el Mástil Municipal.
Luego se trasladaron al sector de la avenida Kirchner y calle San Juan, donde estuvo emplazado el palco, ocasión en que l alumno de la Escuela primaria 1 “General San Martin”, Carlos Bordón interpreto la poesía “Mi patria está de fiesta”. Una gran desfile cívico-militar y el baile popular del Pericón Nacional y un chamame le dieron un matiz bien tradicional a la conmemoración.
“La historia se repite”
En su reflexión sobre la jornada conmemorativa, el ministro Ibáñez dijo que “esta fecha nos contiene a todos en un mismo sentir, y que conmemorar la declaración de la independencia de la monarquía española hace más de doscientos años, nos permite reafirmar la necesidad de continuar por el camino establecido de la defensa de los intereses nacionales”.
Evoco que “entre 1810 y 1816 ocurrieron cambios, disputas ideológicas, luchas territoriales y guerras constantes”, señalando que en ese tiempo el general José de San Martin expresaba la necesidad de apurar nuestra independencia y le escribió una carta al diputado por Cuyo Tomas Godoy Cruz: “Hasta cuando esperamos para declarar nuestra independencia. No le parece una cosa bien ridícula acuñar moneda, tener pabellón y cucarda nacional y por último, hacer la guerra al soberano que en el día se cree depéndenos.
Que nos falta más que decirlo, animo, para los hombres de coraje se han hecho las empresas”, parafraseo la misiva histórica del libertador.
Destaco que fue en Tucumán, otrora con solo doce manzanas y 13 mil habitantes, l”ejos del manejo político y económico de Buenos Aires, donde se estableció que queríamos empezar a gobernarnos por nosotros mismos”.
Dijo que “era un tiempo difícil para un incipiente nuevo estado, que lamentablemente desde sus inicios fundacionales, al decir de Félix Piña, estuvo dominado por una clase propietaria parasitaria que fue incapaz de transformar al país, porque eso iba en contra de sus propios intereses”.
En tren de recordar aquellos tiempos, expuso que “diez años después de aquella gesta emancipadora, el primer presidente de los argentinos, Bernardino Rivadavia por medio de un decreto del año 1826, declara tibiamente al 9 de Julio como feriado nacional, limitando los festejos a las tres salvas de costumbre. Indico que esto se reparo durante el gobierno de Juan Manuel de Rosas, quien declaro fiesta solemne a la fecha, al igual que el 25 de Mayo”.
Revelo que “ese primer presidente, en clara sintonía reverencial con Inglaterra, hizo la operación que dio origen al gran endeudamiento argentino con el mayor especulador financiero mundial de ese entonces: Un empréstito con la “Baring Brothers” por un millón de libras esterlinas. Al momento de aprobarse el empréstito, alguien pregunto cómo se iba a devolver esa suma. La respuesta fue que seria fácil, con las rentas de aduanas que son 300 mil libras esterlinas anuales, en tres años devolvemos ese millón, por lo que se recomendó aguardar ese tiempo y ejecutar las obras sin ningún empréstito, ante el silencio y dudas, apareció el fatal argumento: si ingresa un millón de libras esterlinas se reactiva toda la economía y se aprobó el empréstito”.
Expuso que “es el mismo argumento seguimos escuchando para endeudarnos indefinidamente”, con lo cual en este tiejpo la historia se repite.
“Pero más detalles de la gran deuda externa argentina, como calificaron algunos, nos demuestran el grado de sometimiento, dependencia y falta de interés por el bien de la patria. Con ese préstamo el país se comprometió con una deuda al 6% de interés anual, garantizado con rentas y tierras públicas. Del millón de libras se descontó la comisión del consorcio, 120 mil libras por intereses y servicios adelantados, quedando en definitiva un saldo de 560 mil libras que debía recibir Buenos Aires por el millón que nos endeudamos”, relato. Incluso advirtió que “cuando se reclama el envió del dinero, se remiten dos mil en monedas de oro y 62 mil en letras de cambio, y propone por prudencia en mandar dinero a tanta distancia, dejar depositado en su propio banco las 500 mil restantes, pagando un 3% de interés anual. Un negocio redondo, pedir dinero al 6% y prestarlo al 3% al mismo prestamista”.
Ibáñez sostuvo que “con aquel dinero no se construyo el puerto y no se puso un solo caño de agua potable en Buenos Aires. Se pago 14 veces la deuda, hasta que en el año 1947 se la cancelo completamente, unos 120 años después. Lo hizo el general Juan Domingo Perón quien cancelo toda la deuda externa”.
Significo justamente que “fue un 9 de julio en la misma ciudad de Tucumán, en 1947, cuando Perón firmo el acta de independencia económica de Argentina, reafirmando el propósito de consumar la emancipación económica de los poderes capitalistas foráneos que han ejercido su tutela, control y dominio, bajo las formas de economías condenables”.
Pedir a cualquier precio es ser parte del mundo
Afirmo que “nuestra historia muestra como empecinadamente hemos caído en nuevos ciclos de endeudamientos, en el convencimiento de que pedir a cualquier precio y condición es una buena manera de ser considerado parte del mundo. Así se fue gestando sucesivamente otra gran deuda externa”.
Destaco que “gracias a la visión patriótica y de defensa de nuestra soberanía del entonces presidente Néstor Kirchner, en el 2010 se puso freno a la usura especulativa mundial. Se renegocio el precio de la deuda con una quita del 75% y al mismo tiempo cancelo toda la deuda con el Fondo Monetario Internacional, que como Inglaterra en su momento, es el agente financiero de los grandes capitales internacionales”.
Sostuvo el ministro que “este 9 de julio, muy distinto al de 1947, asistimos azorados a un endeudamiento feroz que conlleva a una deuda externa hoy, por más de 100 mil millones de dólares”, subrayando que “es la demostración más infelizmente emblemática de esto, es la insólita emisión de un bono a 100 años, que vence en el 2117 a una elevadísima tasa de interés”.
Explico que esta fue “una operación financiera concretada en secreto con cuatro grandes bancos internacionales”, criticando “el plazo extravagante, la tasa altísima pactada en secreto con los bancos, costo que les permite recuperar el dinero en 14 años, y durante 86 meses pagaremos intereses por una suma cercana a los 200 millones de dólares anuales, y ante un eventual litigio por no pagar, el país se someterá a un tribunal federal de Manhattan en EEUU”.
Ibáñez dejo en claro que el país no recibió 2750 millones de dólares, sino 2475 millones, porque los bonos fueron entregados con un descuento del 10%. Es decir que por cada lámina de 100 dólares el inversor pago 90, por eso la tasa es del 7,91. Se repite la misma receta de Rivadavia de 1826, por el cual se hipoteco por más de un siglo a la Argentina”.
Sobre el final, el ministro afirmo que “este 9 de julio se observa cómo se abandono el sendero de defender a la patria y del pueblo argentino. La bandera económica como condición de ser libres ha sido arriada, alejándonos cada vez más de la soberanía política de nuestra nación y por ende de lograr la tan ansiada justicia social para nuestro pueblo”, exponiendo concluyente en su exhortación a que “la premisa de la hora es volver a defender todos juntos en forma irrestricta los intereses de nuestra nación: Formoseños, quiera Dios que podamos estar a la altura de este llamado de nuestra historia”.