Los testimonios de jóvenes profesionales y otros aun estudiando, todos ellos de carreras vinculadas a la producción, provenientes de familias afincadas en zonas agrícolas-ganaderas tan equidistantes de la provincia, como colonia El Alba y El Chorro, sirven para dimensionar el valor de todo el proceso transformador por el que se transita.
“Y es que estos jóvenes, que de acuerdo a lo expuesto por el gobernador Gildo Insfran son los “hijos del modelo”, han nacido con una Formosa muy diferente a la de décadas atrás. Con toda una infraestructura de base bastante consolidada, políticas públicas orientadas a respaldar al desarrollo productivo, decidieron asumir el desafío, ser profesionales y regresar a sus comunidades a profundizar este proceso”, destaca el diputado nacional Luis Basterra.
Indica que se tratan de cuadros técnicos que nuestro provincia necesita para su crecimiento y su desarrollo productivo, sector económico fundamental, como lo es la ganadería, la producción silvopastoril y la diversificación productiva.
Son ellos los protagonistas y verdaderos líderes y agentes para el cambio, centrando su meta en el hombre y su entorno, aumentando los niveles de productividad y de calidad de los productos obtenidos, maximizando los resultados.
Se han formado en muchos casos y otros están en proceso de formación para trabajar directamente en territorio, tanto en las tareas propias de las explotaciones ganaderas, en los cultivos y todo lo referente a la planificación y comercialización.
Indico Basterra que el primer mandatario hizo referencia a estos, a los que califico como «los hijos del modelo formoseño» porque nacieron con rutas pavimentadas, energía eléctrica, red de fibra óptica y otros adelantos que su generación no conoció.
Testimonios valiosos
Exequiel, Magali y Gabriel, son los hermanos Vallejos, hijos de Cesar, un conocido productor paippero de colonia El Alba, cercana a El Colorado.
Los dos primeros estudiando en el nivel Superior las carreras de ingeniería en Producción Agropecuaria (en el IUF) y el profesorado de Agronomía (en el Instituto de Villafañe), en tanto que el tercero de estos siguen cursando en la escuela aerotécnica 5 de su comunidad.
Señalan orgullosos la decisión de estar formándose para retornar al pago y contribuir para que la producción en esa región “consolide un posicionamiento que comenzó años atrás cuando la diversificación se fue imponiendo al monocultivo del algodón”.
Ezequiel recuerda cuando hace más de una década su padre tenía tres hectáreas de algodón y se cosechaba a mano, luego del cambio producido con el nuevo sistema de surco estrecho y la incorporación de tecnología. “Se sumaron más hectáreas de algodón, se compro tractor y arado, y también se incorporo cultivos como maíz y sorgo, y fuimos mejorando en todo sentido”, destaca.
Coinciden en que los tres estudiaron en la escuela agro técnica lugareña y los dos mayores continúan con sus estudios en carreras del nivel Superior ligadas a la producción, ya que piensan en los “desafíos que demandan los nuevos tiempos a partir de la consolidación de un proceso transformador en el campo formoseño”.
Armonizan en que se sienten “obligados” a ser parte de esta “historia linda de Formosa, donde uno puede producir y recibir el pago a su esfuerzo sin ninguna especulación. La tierra trabajada y con un gobierno que se comprometa y contribuya como este que tiene la provincia con los agricultores, entusiasma a seguir en el campo”.
Oeste
Los jóvenes del extremo oeste, profesionales de las ciencias productivas que regresaron a su terruño a trabajar fuerte y ser parte activa de este proceso de transformación, exponen sus puntos de vista.
“Volvimos y organizamos un esquema asociativo de productores, con lo cual el camino de una nueva orientación a los ganaderos de Ramón Lista fue más fácil”, señala el engeniero zootecnista de El Quebracho, Job Ruiz.
“Fue un desafío enorme el de volver a nuestras comunidades y guiar a mucha gente que estaba medio resignada a las precariedades a la hora de producir”, expone, este que es hijo de Anastacio, aunque en la zona todos lo conocen como “Mulato” y que comenzó el proceso de transformación pecuaria con la cría de búfalos. Recuerda que de un pequeño lote inicial hoy son muchos más de cabezas, ya que inclusive se sumaron aborígenes tobas y wichi en este segmento. Destaco la dedicación y entusiasmo de los indígenas a la producción bubalina, y puso como ejemplo que “un productor toba de La Rinconada que estrecho tal vinculo con sus búfalos que todos lo siguen al escuchar su silbido, puede llevar los animales detrás suyo hasta el patio de su casa”.
El ingeniero zootecnista, Flavio Orellana, presidente de la Federación de Pequeños Productores de Ramón Lista, pondero el apoyo permanente de los técnicos del gobierno del ministerio de la Producción y del Instituto PAIPPA, sumado a los estudiantes de la Escuela Agrotecnica 9 de El Quebracho, permitiéndoles “consolidar lo que era un sueño, o sea una comunidad rural organizada”.
“Con la mejora de caminos, la llegada de la luz durante las 24 horas,
340 productores asociados, para quienes el acceso al agua para consumo propio y mucho menos para los animales era algo que no creían se iban a dar”, indica.
Destaca el hecho de que “el gobierno invirtió 13 millones de pesos. Se hicieron 50 perforaciones y logrado unas 83 represas, con muchos equipos extractores y molinos, un enorme paso para que el productor se quede en el campo y trabaje con ganas ya que su esfuerzo será recompensado, y hoy sabe que se puede vivir mejor”
El técnico agropecuario Javier Palavecino de la comunidad de El Favorito, destaca haber “conformado una decena asociaciones en el departamento Ramón Lista, y logrado nuclear en una federación a más de trescientos productores que están con sus papeles al día”.
“Siempre escuchamos que el gobernador (Gildo) Insfran nos decía no vendan sus tierras, júntense y organícense, que nos apoyaría en todo lo necesario para que nuestra ganadería sea rentable y sustentable. Y bueno, supimos escuchar y no fuimos defraudados, el gobierno cumplió con todo lo comprometido y hoy estanos transitando una realidad diferente”, subraya.
Concluyo que “ni el más optimista de los soñadores hubiera imaginado que en El Chorro tendríamos un remate ganadero como el que se dio hace poco. Es una realidad maravillosa, y no podemos estancarnos más”.