No solo por lo que debió transitar nuevamente el gobernador Gildo Insfrán al momento de votar, sino por los problemas que debieron pasar muchos otros formoseños, el sistema biométrico, como lo hiciera en las PASO de agosto último, fue un verdadero fiasco.
En efecto, la identificación de la máquina biométrica, como sucediera en los comicios de dos meses y medio atrás, nuevamente desconoció al primer mandatario. Ya en aquella ocasión y ante la mucha gente que se acercaba a saludarlo en la Escuela de Frontera 6 José Hernández de su localidad natal de Laguna Blanca, Insfran risueño conto acerca de su experiencia tecnológica, comentando que el aparato “no anduvo muy bien pero después menos mal que me reconoció y se pudo hacer todo con normalidad”. Lo mismo sucedió este domingo, se debió insistir hasta seis veces y bueno, finalmente se decidió seguir todo ante la excesiva demora que el proceso comicial iba tomando ante el traspié tecnológico.
Es un lobby de dimensiones incalculables quien afirme que este sistema llego para quedarse. Eso de que en un par de segundo el votante apoya su pulgar en un aparato donde un lector de huellas corrobora que se trata de la persona que dice ser, es una mentira absoluta y hay testimonios de sobra que esto es así.