El gobernador Gildo Insfrán encabezó este jueves, la emotiva evocación del 42° aniversario del ataque al Regimiento 29 de Infantería de Monte acaecido el 5 de octubre de 1975, fecha instituida por ley provincial como “Día del soldado Formoseño”.
Junto al comandante de la 1° División del Ejército, general de brigada, Guillermo Ángel Tabernero y el jefe del Regimiento de Monte 29, teniente coronel Darío Gabriel Banchio, el primer mandatario paso revista a las tropas formadas en la plaza de armas “José Ignacio Warnes” de la unidad militar.
Destacó Tabernero la actitud del “pueblo formoseño que siempre honró a los héroes”, al tiempo que agradeció a nuestra comunidad “por no dejarlos morir en el olvido”.
De la ceremonia realizada en la plaza de armas “José Ignacio Warnes” de la unidad militar, participaron también el presidente provisional de la Legislatura, Armando Cabrera, el Jefe de Gabinete, Antonio Ferreira, entre otras autoridades militares, veteranos del 5 de octubre, familiares de las víctimas, invitados especiales y pueblo en general.
Luego de la invocación religiosa del capellán castrense, Epifanio Barrios, quien cerró su oficio pidiendo un fuerte aplauso para el soldado formoseño, se ejecuto el tocante “silencio militar a los caídos en aquella luctuosa tarde. La Banda Militar del Regimiento 29 junto a la Orquesta de Cuerdas de la Provincia, le pusieron música a un revivir con fotos de los héroes y relatos de los hechos de aquel 5 de octubre de 1975.
Se reeditó el siempre conmovedor pase de revista de los muertos en combate, y las ráfagas de fusil en su memoria, además de señalarse los reconocimientos otorgados a cada uno de estos, a los heridos y a la misma unidad militar.
Roxana y Carlos, los hijos del sargento ayudante post mortem Víctor Sanabria, hicieron entrega del sable que perteneciera a este héroe nacido en la localidad de Comandante Fontana, para que sea exhibido en el museo del Regimiento 29.
El jefe de la unidad militar hizo una sentida reseña histórica de aquel luctuoso suceso sangriento, donde una banda paramilitar irregular irrumpiera el cuartel y matara a doce soldados y un agente policial, además de dejar heridos a otros 17 hombres del Ejercito quienes resistieron y defendieron la unidad con gran coraje y heroísmo, ponderándose la tarea de otras fuerzas como la Policía y de “la ciudadanía toda”.
El arrío del pabellón nacional y el pasaje de desfile de las formaciones marco el cierre de esta nueva evocación.