Con los recuerdos y nostalgias de su Villa Dolores , Córdoba, desembarco como maestro de escuela en Siete Palmas, el hoy consagrado artista plástico Clemar Morales relata su historia de trabajador de la cultura y se impresiona cuando el redactor le hace notar que con ese hecho ocurrido en 1968 está celebrando sus bodas de oro con la plástica.
Inquieto, creativo, solidario, con alma de docente, guitarrero, poeta y compositor-que abrevo la savia pura y genuina del interior de los criollos y originarios- y el anhelo que el arte de Formosa también cruce el Bermejo para consagrarse en los salones de renombre nacional e internacional, considera que pese a contarse con artistas de elite aquí mismo no se los aprovecha acabadamente para que el entusiasmo por la labor de los creadores sea creciente y fructifique con la consagración extra provincial de las obras lugareñas y sus autores.
Clemar tiene como símbolo de estos 50 años de creativo, una galería de arte que está abierta para que accedan a ella , a la hora que fuere, los amantes del arte.
La habilito hace algunos años en Julio A. Roca 465 de esta ciudad, entre Pringles y Maipú.
“Vivo allí así que los que quieran visitarla basta con que me toquen el timbre y con gusto los habré de recibir”, cuenta o los que tengan interés en contactarse con él pueden apelar al sitio web www.clemarmorales.com.ar
Admite que transcurren tiempos en los que los recursos no abundan como para invertir en la adquisición de algunas de sus obras aunque también reconoce que son absolutamente accesibles por lo que nadie quedara con las ganas de llevarse a su casa estos trabajos que reflejan todos y cada uno de los perfiles que recrean el paisaje, la naturaleza y la gente de Formosa.
“Hay códigos entre el artista y el adquirente; de los más de 200 cuadros que he vendido solamente hubo un par de incumplidores; lo valioso es que la mayoría ha honrado al arte que ha sido una manera de honrar mi obra”, puntualiza.
“Creo que mis cuadros están íntimamente ligados a la identidad cultural de los formoseños porque desde las palmeras- que fue lo primero que refleje en mis obras- hasta un criollo de La Frontera, 8 kilometros adentro de Riacho He He, con su mujer y sus 14 hijos han quedado reflejados en mi inspiración traducida en oleos y colores”, sintetiza.
Todo lo contemplado lo conmueve. Sin embargo, repite lo que significa para su inspiración el rio Bermejo.
“De todas ellas, cual es la mejor de sus obras?”, fue la consulta obligada.
“Es como preguntarle a una madre a cuál de sus hijos prefiere o quiere más”, responde a lo que el redactor le hace notar:” Tanto usted cuanto la madre son mentirosos; ocultan la verdad d elo que sienten”.
Tras la exitosa misión cultural que lleva a cabo, Morales tiene aspiraciones y sueños en coincidencia con estos 50 años de actividad en Formosa:”Me gustaría volcar a favor de la gente todos los conocimientos del arte que tengo”.
“Dios me ha dado esta posibilidad se sentirme bien trabajando con distintos materiales; y me agradaría, de modo ordenado, contar con algún lugar donde pueda enseñar, compartir con los que sí lo deseen lo que he aprendido en la vida”.
Entiende que hay avidez en los niños, adolescentes y jóvenes por el arte pero que necesiten una mayor llegada de los que saben acerca de las técnicas y que les transmita lo concerniente a la denominada “ cocina” del arte ya que “ podemos ser expertos en Historia del Arte pero a lo mejor no sabemos ni siquiera trazar una línea o bocetar una casita”.
Pero Morales interpreta que tiene valor en esa transmisión de enseñanzas, el que reconozcan el mensaje que tiene una obra de arte porque detrás de todo lo que han dejado los grandes maestros argentinos ha quedado su impronta, su lenguaje estético y artístico.
“Porque hasta el cuadro feo tiene su belleza…… ya que “no es bello no es bello sino lo que gusta “, como le dijo el sapo a la sapa”, concluyo.