La jefa del Programa Provincial de Lactancia Materna, la puericultora Valeria Eidler, comentó que durante la Semana de la Lactancia Materna «se desarrollaron diferentes actividades en los centros de salud para dar a conocer los beneficios de la lactancia materna y poder llegar a todas las madres formoseñas».
«Fue una semana muy importante, este año con el lema la Lactancia como pilar de vida’. La intención fue transmitir la necesidad de que se haga visible la lactancia en todos los ámbitos, desde el embarazo y hasta los primeros años de vida», significó la especialista en lactancia y crianza.
Consultada sobre la realidad formoseña, resaltó que «gracias a Dios, tenemos la impronta de nuestras hermanas originarias que han amamantado siempre, entonces ya para nosotras es una cuestión ancestral», destacando que «nuestra provincia tiene un índice muy alto de lactancia».
«Pero no sólo debemos tener en cuenta el aspecto cultural, sino la información con sustento científico en la lactancia, ya que está muy salpicada de mitos que muchas veces entorpecen esta práctica -subrayó-. Pero generalmente las mujeres formoseñas amamantamos mucho tiempo, como indica la Organización Mundial de la Salud (OMS), que recomienda como mínimo dos años y después todo lo que el bebé y la mamá necesiten».
Diferenció que «no es lo mismo amamantar que no hacerlo. La leche materna es un fluido vivo que cambia su composición todo el tiempo. A lo largo de la toma del bebé, la leche va cambiando su composición. De acuerdo a las necesidades del bebé, el cuerpo de la mamá adapta la calidad de la leche que ese niño necesita», en tanto que «la leche de fórmula es leche para vacas, para terneritos que tienen cuatro estómagos comparados con el de un bebé. Es un producto inerte, sin vida, a diferencia de la leche materna, la cual tiene todos los anticuerpos que necesita ese bebé del cuerpo de esa mamá que lo gestó».