Se conocieron públicamente acerca de enjuiciamiento a los actos médicos y de allí que se apelara a la opinión del destacado profesor doctor Juan Carlos Candia para que aportara su opinión acerca de las causas ilimitadas que sobre la cuestión se produjeron en el ámbito nacional y también local.
“No se deben rechazar o negar porque es conveniente analizarlas y desde ahí obtener una mayor claridad del tema para lograr, seguramente, lo deseable que es mejorar el enfoque a partir del cual se puedan encarar los problemas”, expone.
La reflexión del doctor Candia surge de uno de los artículos publicados en uno de sus libros, “Desde el alma, en el que reconoce es necesario pensar que para lograr el objetivo deseable debe descartarse un análisis apresurado o en estado de emoción violenta donde se pierde objetividad.
“Es muy frecuente y natural-relata- que frente al dolor humano por la enfermedad con sus implicancia, ante el éxito fracaso del acto médico, se busquen “culpables” y las miradas se dirijan rápidamente al médico como si fuera el único factor que interviene en el problema”.
Hace notar que a la enfermedad no la trae el médico sino el enfermo, con distintos estados de gravedad y que el médico es el encargado de resolver y para dicho fin las facultades de Medicina los capacitan otorgando el título habilitante a lo que se suman ´permanentes actualizaciones en cursos y congresos.
Y advierte es en el trayecto que va desde el primer contacto con el enfermo y familiares hasta el final, es donde surgen los problemas en especial cuando los resultados no son los deseados.
Considera Candia que en ese contexto es necesario ubicar a las ciencias médicas en el plano de la falta de exactitud o perfección con un porcentaje de posibles complicaciones que impiden garantizar la totalidad de éxitos terapéuticos.
“Las limitaciones-añade- están dentro del estado actual de los conocimientos de la medicina y no del médico o cirujano en particular”, para consignar que estos conceptos bien aclarados y expuestos tienden a evitar un desgaste innecesario en una actividad humana noble y digna como lo es la asistencia a la salud.
Opina que los injustificados reclamos pueden calar muy hondo en la iniciativa del médico e inclusive llevarlo a una inacción que lo aleja en los deseos de seguir trabajando.
“Es saludable la vigencia de los sistemas democráticos-admite- para analizar y discutir todas las actividades humanas, no solamente médicas, sino también sociales, políticas, jurídicas y económicas, entre otras para lograr mejores resultados”.