Para concluir el año en plena actividad, los pacientes del hospital Día de Salud Mental y Neurociencias dependiente del ministerio de Desarrollo Humano formoseño participaron de la elaboración de pan dulce y budines como parte de los talleres terapéuticos que se llevan adelante a lo largo del año.
Dicha producción está vinculada a las celebraciones de Navidad y Año Nuevo, desde la cual se apuntó una vez más a que “además de desarrollar sus habilidades, ellos puedan ubicarse espacial y temporalmente, en este caso respecto a estas fiestas del cierre del año, fechas tan significativas para todos”, comentaron los responsables del equipo de salud terapéutico.
Entre los demás: huerta, música, manualidades, el taller de cocina es otro de los tantos que funciona como complemento de los tratamientos de rehabilitación los días lunes, miércoles y viernes con el objetivo de fomentar las capacidades de los pacientes y “enseñarles hábitos como la higiene, el orden, el compañerismo y sobre todo ayudarlos a mejorar las relaciones con las personas de su entorno”, comentaron los terapeutas.
“La idea del taller fue en esta ocasión que ellos mismos participen de todo el proceso de elaboración de los pan dulce y budines, desde la selección de los insumos, la preparación, horneada y luego distribuirlos para que en estas fiestas de fin de año puedan compartirlos con sus familias esto que lograron hacer como una nueva producción mediante la puesta en práctica de sus propias habilidades”, señalaron.
Al respecto añadieron que es fundamental que los pacientes puedan vincularse y contextualizarse con estas festividades que mantienen vivas las tradiciones de la comunidad y que a su vez, mantienen unidas y fortalecen las relaciones familiares como también con los amigos.
Sobre la instancia de producción, agregaron asimismo que fue “un momento muy emotivo y satisfactorio en el que se contó con la colaboración de dos chefs de nuestra provincia que fueron explicando paso a paso la elaboración de ambos productos” mientras los pacientes fueron cumpliendo con la elaboración siguiendo dichas instrucciones.
“Fue una jornada muy amena y cálida, siempre basada en el aprendizaje. Ellos se mostraron muy contentos de participar, entusiasmados con la producción y después, una vez que ya estaban hechos, más aún porque sabían que podían compartirlos con sus familias o regalarlos a quien ellos querían”, revelaron.
Culminamos el años con muchos logros obtenidos desde estos espacios terapéuticos, lo que nos indica que el balance es muy positivo y nos sentimos muy felices, tantos los pacientes como el equipo de salud y las familias que los acompañan en todo momento” afirmaron sobre el final.