“Saturación de arena en la boca del canal obliga a buscar alternativas. La embocadura del canal paraguayo en territorio argentino –en Formosa particularmente-”, exponen en el vecino país preocupados por las complicaciones que se les presentan obtener agua del rio Pilcomayo. Incluso molestos exhortan a recuperar “soberanía” y trabajar para modificar esta situación, aunque admiten que así como Formosa recibe toda el agua, también se ve afectada por recibir toda la arena.
¿Qué hacer con las aguas del Pilcomayo? Una parte del problema es recuperar el río pero debemos saber qué hacer con él”, publica una nueva nota el diario vecino país, ABC.
Advierte que “el río Pilcomayo ingresa en su totalidad en la provincia de Formosa; para introducirlo en nuestro país se capta aguas de Argentina”, acusando de que esta situación es resultado de cuatro años consecutivos de inacción oficial.
“Este lapso fue suficiente para que la embocadura de ambos canales, sobre todo el paraguayo, quedará completamente colmatado”, afirma, no sin dejar de reconocer que nosotros también enfrentamos las consecuencias de su inacción: Y es que nos quedamos con el agua pero también con los millones de toneladas de sedimento.
Indican que “en este momento, el amplio sector que rodea al canal paraguayo está sobre-elevado con respecto al nivel del suelo.
Se convirtió en un canal colgante, por eso se requiere trabajar cada vez a mayor profundidad para llegar al nivel del cauce del Pilcomayo”.
Asimismo, advierten que los primeros 10 kilómetros del canal artificial paraguayo “son críticos por la inmensa cantidad de arena allí depositada”, y que la limpieza de este sector es fundamental para mantener operativo el canal por lo menos por otros cuatro años.
Aluden al informe final de la empresa fiscalizadora, sobre los trabajos que se llevaron a cabo hasta mediados del año pasado en el Pilcomayo, sostiene que el empleo de dragas es la mejor alternativa para la limpieza de la embocadura.
El documento expresa: “El uso de dragas es altamente recomendable en la embocadura del río Pilcomayo, como mínimo hasta el sector ubicado a 3,5 kilómetros de la ribera, y deseable hasta 8,5 kilómetros”.
Agrega el documento que “en este tramo del canal artificial es vital retirar todo el material excavado fuera del cauce así como los sedimentos remanentes de años anteriores”.
La draga tiene una indudable ventaja: puede arrojar los sedimentos a 100 metros del canal e inclusive alcanzar fácilmente 150 metros.
El equipo vial, en cambio, por cuestiones de costo de la obra, solo está obligado a extraer arena a 15 metros del canal.
El resultado es que todo sigue en el mismo lugar y al llegar las aguas altas la arena se escurre con el río y va cubriendo otros sectores.
El trabajo de la draga se complementa con el equipo vial convencional que obviamente es fundamental para el trabajo en sectores donde el agua no se escurre.
La Comisión Binacional del Pilcomayo es el ámbito indicado para que Argentina y Paraguay estudien nuevas alternativas para ambos canales.