A partir de la serie de análisis que genero un reciente y trágico accidente de tránsito sobre avenida Néstor Kirchner, el director de Seguridad Vial, Fernando Inchausti, expuso su análisis sobre el particular.
“La única avenida peligrosa por la que estamos transitando los argentinos es la de la desigualdad, la de la marginalidad y la injusticia social. Y si a esa avenida le tendríamos que poner un nombre le correspondería el de Mauricio Macri”, sostuvo.
Explico que “el tránsito es un entramado social intersubjetivo, donde las personas no solo comparten sus capacidades cognoscitivas en materia de tránsito, sino que más importante aún, comparten sus estados de ánimo, sus emociones”. Considera que “después de mucho tiempo de analizar la conducta humana, hoy arribamos a la conclusión de que somos primariamente seres emocionales, y en el mundo de esas emociones, el tránsito no es indiferente a la tremenda crisis económica y social que subsume al pueblo argentino”.
Para Inchausti “desde las responsabilidades que nos tocan asumir en el seno del Estado Provincial, desplegamos todo nuestro potencial preventivo para cuidar la vida”, a modo de ejemplo dijo que “con recorrer la avenida González Lelong y luego la Néstor Kirchner, advierte a diario como se despliegan más de media docena de puestos de control vehicular para resguardar la vida de los usuarios de la vía pública”.
A esto, le sumo “el gran esfuerzo que estamos haciendo los formoseños, en la indiferencia de un gobierno nacional que solo dispone de recursos económicos del pueblo para garantizar el negocio de la especulación financiera”, contrastando la decisión del estado provincial en “desarrollar obras de infraestructura que mejoren y acompañen el crecimiento de nuestra comunidad”. “Ejemplo de ello es la ejecución de la obra de la avenida Los Pumas, que colaboraría estratégicamente con todo el sistema vial de la zona sur de los barrios de la ciudad de Formosa”, revelo.
Sostuvo que “el mismo gobernador (Gildo) Insfrán nos indica poner lo mejor de nosotros para construir la provincia que merecemos para realizarnos dignamente, y en ese empeño no vamos a claudicar muy a pesar de la difícil circunstancia que atraviesa el país”.
Concluye optimista en que “afortunadamente no hay mal que dure cien años, y pronto el pueblo argentino tendrá la oportunidad de reencauzar su historia en un destino de grandeza y dignificación, donde las obras para su mejor vivir, donde el trabajo y el acceso universal a los servicios y los alimentos, donde la ciencia y la tecnología como motor de desarrollo, serán nuestro desino común”.