“Estamos muy contentos pero sobre todo agradecidos al ministro José Luis Decima, a todo el área de salud y a las personas que se acercaron hasta nuestra casa a traernos la silla de ruedas que mi hija tanto necesitaba”, expresaron los padres de la pequeña.
El equipo de asesoría médica, dependiente del ministerio de desarrollo humano de Formosa, se desplazó hasta el barrio Pilcomayo de la localidad de Ingeniero Juárez, distante a 480 kilómetros de la capital provincial, para hacer entrega de una silla de rueda a Iraila, una pacientita de solo 5 años de edad, que padece el Síndrome de Guillan Barre.
Por la complejidad de su patología, la pequeña requiere de atenciones especializadas, además de los controles de rutina. Por ello, periódicamente acude al servicio de neurología del hospital de Ingeniero Juárez y al servicio de fisiatría del hospital de Alta Complejidad “Pte. Juan Domingo Perón”; en cada visita se le realiza los estudios correspondientes y se le provee de todos los medicamentos que requiere.
Actualmente, Iraila, necesitaba una silla de rueda que le permita mejorar su calidad de vida, y al no contar con una obra social, la salud pública provincial, no solo le proveyó de este elemento tan valioso ella necesitaba, sino que también desde que le brinda todos los medicamentos, tratamientos, consultas e insumos que requiere, constantemente, de manera totalmente gratuita.
Los padres de Iraila, el señor Yarsenio y la señora Adriana, recibieron a los integrantes del equipo de salud, en su propia casa, quienes llegaron con la nueva silla de ruedas de la pequeña. Los gestos de agradecimiento, satisfacción y conformidad no hicieron esperar.
“Estamos muy contentos pero sobre todo agradecidos al ministro José Luis Decima, a todo el área de salud y a las personas que se acercaron hasta nuestra casa a traernos la silla de ruedas que mi hija tanto necesitaba, sobre todo para su movilidad, ya que va creciendo y es bastante incomodo tener que trasladarla en brazos”, expresó emocionado el papá de Iraila.
“Ahora va a ser más accesible poder llevarla a todos lados, a sus controles, a pasear o simplemente tener la tranquilidad que cuando está en la silla de ruedas no hay peligro que se pueda caer, como cuando se sentaba en la que tenía”, decía Adriana, la mamá.
La familia de Iraila no posee obra social y económicamente se les hace difícil afrontar todos los gastos que requiere la enfermedad de la pequeña, por ello los padres solicitaron, al ministerio de Desarrollo Humano provincial, la posibilidad de que se le pueda proveer de este elemento tan importante que cambiaría la vida de su hija.
Por último, los padres volvieron a expresar su agradecimiento por la rapidez que se le gestionaron todos los trámites para que su hija pueda tener, lo antes posible, la silla de ruedas en su casa.