Desde el Colegio Público de Arquitectos de Formosa se destacó la progresiva reactivación de las obras públicas y privadas en la provincia, luego de que el personal dedicado a esta actividad haya sido exceptuado del aislamiento social, preventivo y obligatorio por la pandemia del COVID-19.
Ello se dio tras la elaboración de un protocolo de seguridad que fue convenido a nivel nacional desde la Federación Argentina de Entidades de Arquitectos (FADEA). El mismo incluye la adopción de medidas preventivas en los lugares de ejecución de las diferentes obras.
“El sector de la construcción estaba afectado en este parate, esta cuarentena por el coronavirus, y por las medidas que se tomaron a nivel nacional y también por el Ejecutivo Provincial, a partir del pasado martes se habilitó la actividad con determinadas condiciones en las obras privadas”, expuso el presidente del Colegio, el arquitecto Ariel Sosa.
Refirió que “si bien las obras públicas y aquellas que hacen a la parte de la salud no se habían parado, sí mermaron muchísimo su ritmo”, marcando que “en cuanto a lo que es obra privada sí se había detenido en un 100%, lo cual afectó muchísimo al rubro de la construcción”.
“Esto incluyó no solamente a los obreros propios, sino también a los profesionales de la construcción –planteó-. Tal es así que en nuestro caso pudimos notar que, si bien no somos muchos los profesionales matriculados a nivel provincial, de ese total hubo mucha gente que estuvo afectada”, situación que también se replicó en todo el país.
Señaló que “a nivel nacional la Federación Argentina de Entidades de Arquitectos (FADEA), que es la entidad que nos nuclea a todos los colegios y asociaciones del país, tomó cartas en el asunto y elaboramos un protocolo de seguridad, el cual consiste en elementos y puntos a tener en cuenta, además de consideraciones generales y particulares”.
“Si bien los Gobiernos tanto nacional, provinciales y municipales, tienen su protocolo, esto lo que hace es reforzar un poco más. Lo que se recomienda, aparte de tener los cuidados de seguridad tanto del personal como de la obra, es tener en cuenta la cuestión de la higiene”.
Ejemplificó diciendo que en el caso de Formosa “ello incluye que no haya más de diez operarios o albañiles en la construcción de cada obra y que esas personas se dirijan a sus lugares de trabajo de manera personal, es decir, que no tomen un transporte público ni utilicen un medio de circulación masivo”.
A su vez, una vez en el sitio de construcción, “se deben adoptar todas las medidas preventivas como la toma de temperatura, el uso de barbijos, guantes y los elementos de seguridad e higiene personal necesarios», evitando asimismo determinadas costumbres y usos sociales como compartir el mate o el tereré.