El médico epidemiólogo y director del Hospital Central, Mario Romero Bruno, fundamentó la política del aislamiento preventivo en los centros de alojamiento de las personas que ingresaron a la provincia y cómo la misma posibilitó evitar y mantener controlada la propagación del virus en la sociedad formoseña.
Durante una nueva conferencia de prensa del Consejo de Atención Integral de Emergencia COVID-19, el especialista expuso que la cuarentena como medida sanitaria figura en el antiguo testamento y luego se desarrolló en los siglos IV y V, pero recién en el XV obtuvo esa denominación porque los barcos que llegaban a Venecia se quedaban encerrados cuarenta días antes de arribar por temor a la peste negra.
“Ese concepto de aislamiento es un concepto sanitario antiquísimo pero vigente y esto se puso a prueba también en otras enfermedades como la gripe española en su momento. La provincia la adoptó, fue pionera y muchos copian este modelo de evitar poner en riesgo al resto de la población”, sostuvo.
En ese sentido, se preguntó qué hubiera pasado si tres o cuatro personas entraban al territorio portando el virus y hacían la cuarentena en sus casas y, “peor aún, si no cumplían los aislamientos domiciliarios, como demostró la experiencia”.
“Más cuando hablamos de jóvenes, comparten mates, no respetan el distanciamiento, hubo fiestas que se hicieron, es de público conocimiento. Sabemos que la inmadurez hace que no tengamos conciencia del riesgo en el que está, pero ¿a qué riesgo exponemos por eso al resto de la población?”, interpeló.
Y agregó: “Teniendo en cuenta eso hoy tendríamos que estar pensando que, si no hubiéramos adoptado estas medidas sanitarias oportunas, que protege al resto de toda la población y hoy tenemos un estado de salud controlado, bloqueado, como se está realizando, estaríamos frente a algo sin control, sin saber dónde está, el miedo que generaría esta situación en la comunidad porque realmente sería real”.
Por lo ante expuesto, Romero Bruno justificó que “esta medida sanitaria demuestra que tenemos un control, seguimiento de los casos y va a permitir continuar con un estado de seguridad, entre comillas, porque no es matemático”.
En ese marco, recordó las medidas de prevención individuales, como el uso de barbijo, el lavado frecuente de manos, la desinfección de superficies y el distanciamiento social.
Además, el profesional remarcó que las y los alojados en el Centro Juan Pablo II, donde detectaron la mayoría de los casos positivos de COVID-19, tienen espacios amplios, camas distanciadas, sanitarios y tres circuitos distintos para sus actividades, porque el lugar fue adaptado a las recomendaciones del Ministerio de salud de la Nación para el aislamiento de personas.
“Estamos viendo que estos primeros estudios la mayoría son hombres, hasta ahora no hay ninguna mujer infectada en ese grupo, eso da cuenta que había una separación también según el sexo, estamos viendo justamente que esto se comportó como pequeños cercos de protección”, indicó.
Respecto a las medidas de desinfección de los centros, Romero Bruno aseguró que se realizan de manera regular y después que cada grupo desocupa las instalaciones y que consiste en una limpieza general con detergente de superficies, pisos, puertas, lavatorios, entre otros lugares en común. Luego, se prepara la lavandina en la proporción recomendada y se aplica en las mismas superficies. Las ropas de cama son lavadas con jabón y con agua caliente y se airean los ambientes.
“Son 34 casos en total”
Por último, Romero Bruno argumentó que en total se contabilizan 34 casos positivos para COVID-19 en la provincia porque la situación de la médica que se detectó el lunes pasado fue cargada de manera oficial dentro de la Provincia de Buenos Aires, ya que desde allí llegó portando el virus.
Del mismo modo, se está evaluando el caso del hombre que arribó en el avión sanitario porque fue diagnosticado antes de las 24 horas de su ingreso.
“Así que también estamos viendo el punto de vista de registro si correspondería a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires”, concluyó.