Además, por decisión del gobernador Insfrán, es capellán de la Policía de la provincia desde hace 17 años.
Desde su residencia en la Casa Franciscana, ubicada en la zona ribereña, el sacerdote fray Salvador Gurrieri, de 90 lúcidos años, recibió a Agenfor para hacer un breve raconto de su vida al servicio de la Iglesia y de los más humildes. Es que este sábado 1 de agosto, celebrará 66 años de vida sacerdotal.
Nacido en Rosario el 6 de setiembre de 1929, ingresó a la Orden Franciscana en 1947 y el 1 de agosto de 1954 fue ordenado sacerdote.
El cura tenía 25 años cuando se ordenó en Santa Fe y en los 60, sus superiores lo trasladaron a la Misión San Francisco de Laishí porque el sacerdote a cargo falleció.
“Ustedes saben que yo no soy formoseño, pero hace 50 años que estoy acá, así que soy más formoseño que rosarino”, sostuvo.
Y relató: “Hay que reconocer que antes para los del sur que nos manden a Formosa era como un castigo, les pasaba lo mismo a los del Ejército y Gendarmería. En esa época había un solo sacerdote diocesano que era el padre Benito López, quien falleció joven”.
Gurrieri aclaró que “estoy feliz de estar en Formosa” y contó que hace unos años fue nombrado ciudadano ilustre en la localidad de Laishí, porque “estuve muchos años y tengo muy buena relación con toda la gente de ahí”.
“Ahí había una misión indígena, yo fui muy cordial con ellos, los trataba con mucho cariño y ellos me trataron muy bien siempre, así que estoy muy contento de haber estado allí”, indicó.
Además, Gurrieri expresó que “su fuerte” es la administración, porque si bien se hizo franciscano “para no ver plata”, lo mandaron a administrar una estancia de 8 mil hectáreas con más de cuatro mil animales a cargo. “Entonces, me hice experto en ese sentido”, aseguró; y manifestó: “Soy polifacético porque hago de todo un poco”.
Capellán
Por otro lado, el sacerdote señaló que por decisión del Gobernador Gildo Insfrán, hace 17 años es capellán de la Policía de la provincia.
“Tal es así que tengo el uniforme, me querían dar armas, pero dije que no, tranquilos”, bromeó; y agregó: “Ya llevo 17 años en la policía provincial y 10 años en la Policía Federal, así que ya estoy en situación de retirarme”.
Durante la charla, recordó que antes de venir a Formosa era párroco de la iglesia de San Lorenzo, en Santa Fe; y que, para algunos, su traslado “era una degradación” pero él lo tomó como un desafío, convencido de que “donde se ponga hay que trabajar y estar feliz de tu oficio, tu cargo” porque “eso te hace feliz a vos y a los que están a tu lado”.
Por el contexto de pandemia que obligó al aislamiento social y obligatorio, Gurrieri debió modernizarse como el resto de los sacerdotes, y tiene una cuenta en la red social Facebook desde donde transmite las misas que celebra.
El cura es reconocido por generaciones de formoseños por su buen humor y simpatía. Eran tradicionales las misas a las 10 horas que celebraba en la Iglesia Nuestra Señora del Carmen, la Catedral, siendo párroco. Se trataba de la misa de niños, y el “gancho” para mantener la atención de sus pequeños feligreses, siempre fueron las anécdotas o cuentos, durante la homilía.
Con ese estilo, descontracturado, en los años 80, conquistó a los más chiquitos que tenían que asistir a misa, en la preparación de su Primera Comunión.
Salvador Gurrieri sorteó con éxito varias internaciones hospitalarias, luego de graves problemas de salud, pero nunca perdió el buen humor. Su distintivo.