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Por ello, el ingeniero Zambón aseguró que no habría que esperar de aquí hasta fin de año caudales de consideración
Debido a que en las cuencas y nacientes no está lloviendo, los ríos de la región se encuentran actualmente en niveles muy bajos. Ante este contexto, el coordinador ejecutivo de la Unidad Provincial Coordinadora del Agua (UPCA), Horacio Zambón, fue consultado por AGENFOR acerca de lo que sucede con el río Pilcomayo.
Al respecto, dijo que la principal característica del Pilcomayo es que en este mes de octubre transita el período de aguas bajas. Por eso, consideró que “no habría que esperar de aquí hasta fin de año caudales de consideración”. “Más allá de que hace unos veinte días atrás tuvo un pequeño repunte pero no están dadas las condiciones meteorológicas para la presencia de eventos de gran magnitud”, agregó.
A su vez recordó que “esto responde a las cualidades propias que tiene la cuenta del río Pilcomayo que tiene sus nacientes en el territorio boliviano”. Y explicó que el período de aguas altas se inicia en abril para posteriormente ir disminuyendo los caudales hasta llegar al nuevo período de crecida que se da a mediados o fines del mes de diciembre.
Además, según precisó el titular de la UPCA en este momento los caudales son bajos se encuentran en el orden de entre 7 y 5 metros cúbicos por segundo, tomando como referencia Misión La Paz, que es la estación ubicada a unos 30 km de la Línea Barilari al oeste, límite con la provincia de Salta. “Estos caudales irán disminuyendo hasta fin de año para posteriormente recién allí esperar un repunte”, estimó.
A partir de explicar este proceso que cada año sigue el río Pilcomayo, el profesional recordó que a la altura de Ramón Lista se encuentra el reparto de aguas entre los países de Argentina y Paraguay de forma igualitaria durante la etapa de creciente “como para paliar las necesidades que están en los tramos iniciales de lo que son los canales fluviales o correderas en cada territorio”.
Por último, sobre la sequía que está viviendo toda la región Chaqueña, el ingeniero Zambón, opinó que es de “una gran magnitud” y prueba de ello son todas las características de seca y de percance que afectan a los campos fundamentalmente con demandas de agua y quemazones, causando la muerte de ganado y daños materiales.