El profesor, historiador y comunicador social formoseño Gabriel Barrionuevo rebatió los dichos del escritor Federico Jeanmaire, quien recientemente en el diario Clarín afirmó: “Nos enseñaron a reclamar Malvinas, pero no que hay que devolver Formosa a Paraguay”.
En tal sentido, Barrionuevo dijo que “son frases irracionales que no tienen sustento histórico, pero que sí hieren la dignidad de los formoseños que conocemos y valoramos muy bien nuestra identidad de argentinos”.
“Para nosotros es un planteo absurdo, en principio porque a ningún formoseño se le ocurriría cuestionar su identidad de argentino –manifestó-. Sabemos que existe una complementación cultural con Paraguay en el noreste de Formosa, pero el ser formoseño y argentino es indiscutible, porque es parte de nuestra identidad, incluso desde los albores de nuestra historia regional y nacional. Además, la historia y la cultura popular de ambos pueblos se nutren en esta zona de frontera con los lazos de confraternidad latinoamericana”.
A modo de ilustrar brevemente para dilucidar esta cuestión, Barrionuevo se refirió a algunos hechos históricos que zanjaron la cuestión de límites entre ambos países y a las políticas de confraternidad argentino-paraguaya y de unión latinoamericana de Juan Domingo Perón.
El Tratado de Límites de 1876
El Tratado de Límites entre la República Argentina y la República de Paraguay de 1876 fue firmado en Buenos Aires el 3 de febrero por el ministro de Relaciones Exteriores de la República, el doctor Bernardo de Irigoyen y el enviado extraordinario y ministro plenipotenciario en Misión Especial, Facundo Machain.
Los tres primeros artículos se refieren a los límites de los ríos Paraná y Paraguay, como también establece las respectivas jurisdicciones sobre algunas islas que se encuentran en uno u otro río.
En el caso que nos interesa especialmente, Formosa, por entonces Chaco Central, el artículo 2° del citado tratado, establece: “Por la parte del oeste la República del Paraguay se divide de la República Argentina por la mitad de la corriente del canal principal del río Paraguay desde su confluencia con el río Paraná, quedando reconocido definitivamente como perteneciente a la República Argentina el territorio del Chaco hasta el canal principal del río Pilcomayo, que desemboca en el río Paraguay en los 25° 20′ de latitud Sur, según el mapa de Mouchez y 25° 22′ según el de Brayer”.
Es decir que en 1876 la República del Paraguay reconoce definitivamente a través de este tratado internacional que el Chaco Central (actualmente incluye a toda la provincia de Formosa) pertenece a la Argentina.
El Laudo Rutherford Hayes (1878)
y la Fundación de Formosa (1879)
Tal como se desprende de los artículos 4° y 5° del Tratado de Límites entre Argentina y Paraguay de 1876, Argentina renuncia a la sección del Chaco entre Bahía Negra y el río Verde pero acepta someter la otra sección entre el río Verde y el Pilcomayo al arbitraje del presidente de Estados Unidos.
El 12 de noviembre de 1878, el presidente de Estados Unidos Rutherford Hayes falló “que dicha República del Paraguay, tiene legal y justo título al mencionado territorio comprendido entre los ríos Pilcomayo y Verde y la Villa Occidental situada en aquel”.
De esta manera, la Argentina pierde jurisdicción en ese sector, pero queda reafirmada una vez más, su soberanía sobre el territorio del Chaco al sur del río Pilcomayo.
Para dar cumplimiento a esa sentencia, el entonces gobernador del Chaco Lucio V. Mansilla ordena al mayor Luis Jorge Fontana el traslado de la capital Villa Occidental.
La orden fue cumplida por el entonces secretario de la Gobernación, el comandante Luis Jorge Fontana, quien previa exploración en la zona sur del río Pilcomayo, elige el punto conocido desde tiempos de los españoles como Punta Hermosa o Formosa.
El desembarco de los primeros colonos y militares se realizó el 28 de marzo de 1879 y el 8 de abril Fontana labró el acta de toma de posesión, fecha que es recordada como el día de la fundación de Formosa.
Para finalizar, Barrionuevo destacó que Perón, durante sus visitas a Asunción en calidad de presidente de la República Argentina, firmó importantes convenios bilaterales con Paraguay y devolvió los trofeos de Guerra de la Triple Alianza como gesto de reparación histórica con la idea de estrechar vínculos fraternos y latinoamericanos que aún perduran en la memoria colectiva de los formoseños y paraguayos.
Perón y el decálogo de la confraternidad argentino-paraguaya
Por otra parte, el historiador formoseño dijo que Perón, a través de su política internacional, promovió la idea de que argentinos y paraguayos, respetando nuestras soberanías, “somos pueblos hermanos que compartimos los viejos anhelos de unidad sudamericana y que hemos zanjado hace muchos años las cuestiones conflictivas de límites. Aún hoy, ambos pueblos, teniendo en cuenta nuestras propias identidades colectivas, nos respetamos recíprocamente”.
En tal sentido, Barrionuevo recordó que el 17 de octubre de 1953, Perón que acababa de llegar del Paraguay, previo paso por Formosa, explicó en la histórica Plaza de Mayo, ante una enorme multitud del pueblo argentino el Decálogo de la confraternidad argentino-paraguaya, destinado a estrechar vínculos entre ambos países.
Entre los aspectos más destacables de ese documento, el 1º punto señala: “Cada argentino debe saber que el pueblo paraguayo y el pueblo argentino, conservando la plenitud de sus soberanías nacionales, son real y efectivamente pueblos hermanos y en consecuencia todos los argentinos debemos trabajar por la grandeza del Paraguay y la felicidad de su pueblo, con la misma fe y el mismo amor con que trabajamos por nuestra propia grandeza y felicidad”.
“Esta política de confraternidad argentino-paraguaya y de unión de los pueblos latinoamericanos continúa en la persona del gobernador Gildo Insfrán, que conduce con el apoyo de más del 75% del pueblo y lleva adelante políticas sanitarias en defensa de la vida y la salud de más de 640 mil formoseños y formoseñas, con buenos resultados”, concluyó.