El ministro de Cultura y Educación de Formosa, el doctor Alberto Zorrilla, efectuó un balance del ciclo lectivo 2020, el cual estuvo atravesado por la pandemia del COVID-19 que desafió al mundo entero.
“El objetivo prioritario marcado por el gobernador Gildo Insfrán fue cuidar la vida de los formoseños, así que creo que todos hemos comprendido y trabajado en consecuencia”, manifestó en declaraciones a AGENFOR.
A su vez, puso en valor la valiosa tarea que llevaron adelante los voluntarios militantes, quienes trabajaron a destajo para acondicionar las escuelas que se convirtieron en Centros de Aislamiento Preventivo (CAP) para dar así cumplimiento al ingreso masivo de personas que fuera ordenado por la Corte Suprema de Justicia de la Nación (CSJN).
“Fue maravilloso ver que ante este desafío de recibir a las personas que estaban fuera de la provincia el impresionante trabajo de la gente en las escuelas”, destacó, resaltando que “fue un trabajo de limpieza, armar y acomodar las camas, colocar aires acondicionado donde no había, al igual que las duchas, además de preparar los kits sanitizantes”.
Recalcó que “a la vez, los docentes llevaban adelante las tareas pedagógicas, acompañando a los estudiantes, y además teníamos la semi-presencialidad en más de mil escuelas de ámbitos rurales como urbanos y casi 41 mil estudiantes en esa modalidad, con unos 7200 docentes trabajando en ese marco, a lo que se sumó lo virtual”.
Asimismo “se desarrollaron los cuadernillos formoseños que tenían las características de ser por ciclo, nivel y modalidad, todos girando sobre un mismo eje central: la alimentación”.
“Estos cuadernillos estaban dirigidos a los que no tenían conectividad en las casas o bien no bastaban los equipos que las familias tenían, ya que los padres tuvieron que trabajar a distancia. Entonces queríamos llegar a todos y así lo hicimos, ningún alumno se quedó sin su cuadernillo”, remarcó.
Tarea formativa
A modo de balance, el titular de la cartera educativa indicó que “cuando se suscita esta situación de la pandemia, cambiamos los objetivos porque lo principal era seguir acompañando a nuestros estudiantes y que no pierdan el año. Queríamos que siguieran evolucionando y hemos aprendido a hacerlo. Primeramente no teníamos muchas herramientas ni conocimientos, pero fuimos aprendiendo y los docentes pudieron desarrollar su inventiva”.
“Los familiares trabajaron mucho; si bien primero se asustaron un poco, después fueron vinculándose con los docentes y se armó una comunidad educativa mucho más fuerte”, acentuó.
En ese sentido, recalcó que “este año atravesado por la pandemia evidenció que la educación es una tarea formativa”, ya que “no se va a la escuela a aprobar exámenes, sino a formarse, a concretar la formación que recibe desde la casa”.
“En este tiempo se vio realmente la constitución afectiva y el funcionamiento de la comunidad educativa”, concluyó.