El COVID-19 se puede transmitir por tocar una superficie contaminada y llevarnos la mano al ojo, inspirar por inhalación partículas expulsadas por alguien con la enfermedad, ser contacto estrecho de un positivo; y a ello, se suman los súpercontagios. Ocurren cuando una persona con coronavirus contagia a la mayoría de los que participaban con ella en una reunión o al estar en un mismo sitio cerrado.
En el parte de prensa del Consejo de Atención Integral de la Emergencia COVID-19, el médico epidemiólogo Mario Romero Bruno, explicó que los súper contagios se dan “en su mayoría” en lugares cerrados; lo que demuestra que los aerosoles que se emiten al respirar cumplen un rol fundamental en la transmisión del SARS-Cov-2.
El especialista mencionó que “una de esas formas es por las gotas balísticas que se expulsan al hablar, toser o estornudar, que salen de una persona y le llegan a la otra al ojo, nariz o boca; otra son los contactos estrechos –se dan al estar en contacto con un positivo por coronavirus sin las medidas de prevención y distanciamiento durante 15 minutos o más- otra manera, son los aerosoles que emitimos al hablar, que son más pequeños y por eso permanecen en el aire e infectan al ser inspirados por inhalación, aunque también se depositan en el ojo, pero esto en menor medida”.
En este contexto, Romero Bruno mencionó que un supe contagio conocido fue el coro de Estados Unidos, Skagit, el cual se reunió respetando la distancia por dos horas y media a cantar; “una persona estaba infectada, y de los 60 participantes se infectaron 52 y dos murieron. Incluso se infectaron quienes estaban a varios metros por detrás de la persona infectada”.
Situaciones de riesgo
Por otra parte, el médico explicó que los aerosoles son partículas que pueden ser sólidas o líquidas, que quedan suspendidas en el aire y se dispersan con las corrientes de aire. “Son partículas muy pequeñas que flotan, el virus puede quedar en el aire y ser inhalado por una persona y adquirir la infección”.
En este marco, detalló que “si una persona está en silencio, es mucho menor el riesgo de contagio, sin embargo, al hablar emitimos unas 10 veces más partículas respiratorias que en silencio. Y al gritar o cantar, emitimos unas 50 veces más partículas respiratorias que en silencio. En el peor de los escenarios (gritar o cantar una hora en un espacio cerrado) una persona con COVID-19, liberaría 1.500 dosis infecciosas”.
Por ello, aclaró, que en un ambiente cerrado, “aunque estemos lejos”, la concentración de aire exhalado se va acumulando y entonces uno termina inhalando el virus. Por este motivo, es importante que en ambientes cerrados haya la menor cantidad de personas posible y durante el menor tiempo posible; sin olvidar el distanciamiento social, el uso correcto del barbijo y el alcohol en gel, aún al aire libre.