El momento oportuno para introducir la alimentación complementaria es a los 6 meses de edad, cuando se deben cubrir requerimientos nutricionales y se ha alcanzado un adecuado desarrollo de las funciones digestivas, renal y de la maduración neurológica”, señalaron nutricionistas del Ministerio de Desarrollo Humano.
Y explicaron que “la transición de la lactancia exclusivamente materna a la alimentación complementaria oportuna, abarca generalmente el periodo entre los 6 y 24 meses de edad. Es una fase de gran vulnerabilidad, cuando para muchos niños empieza la malnutrición y de las que más contribuye a la alta prevalencia de este problema en los menores de 5 años de todo el mundo”.
“Actualmente –detallaron– se prefiere la denominación de alimentación complementaria oportuna. Esta terminología actual surge de la revalorización de la lactancia materna como alimento ideal para el inicio y los primeros meses de la vida del niño”.
“Así como de la necesidad de no reemplazarla sino complementar su aporte, sumado a los de otros alimentos, a fin de cubrir los requerimientos nutricionales que se presentan a partir de los 6 meses de edad. Se agrega la calificación de oportuna en alusión al momento óptimo para la introducción de los alimentos”, sostuvieron.
Alimentos
A partir de los 6 meses se empiezan a incorporar alimentos como papillas, puré de: zapallo, papa, batata, mandioca, coreanito, zanahoria. También puede ser polenta, arroz blanco bien cocido y pisado con tenedor. Enriquecidos con leche materna o leche en polvo fortificada. Condimentar con una cucharadita de aceite.
Una semana más adelante puede ir agregarse una cucharada sopera de carne sin grasa (de vaca o de pollo) bien cocida, a la plancha, a la parrilla, o hervida, y bien desmenuzada, picada finamente o rallada. Una vez por semana se puede reemplazar la carne por hígado bien cocido y rallado.
Se desaconseja el agregado de sal en las comidas. Los alimentos ya contienen, naturalmente, suficiente sal y no conviene que los niños se acostumbren desde pequeños a los sabores muy salados. Evitar las ingestas de alimentos con alta cantidad de sal tales como fiambres, caldos en sobre, enlatados, embutidos como salchicha, chorizo, productos de copetín como saladix, palitos salados, papas fritas, etc.
A los purés se le puede agregar: salsa blanca, quesos untables, ricota o queso cremoso. Como postre, se pueden ofrecer purés de pulpas de frutas maduras (manzana rallada, banana bien madura y pisada, pera y duraznos maduros y sin cascara. Bien lavadas y peladas.
Como bebida, lo ideal es el agua hervida (1 minuto) y enfriada. También los jugos de frutas naturales, colados y diluidos con un poco de agua. No es conveniente agregarles azúcar. Los sabores naturales son siempre más saludables. Evitar el té, café y mate cocido.