Este viernes, el diario francés France 24, publicó una curiosa nota acerca de la figura del gobernador de la provincia, Gildo Insfrán; donde no sólo cuestiona su figura como líder popular del norte del país, sino también se suma a la ya conocida operación mediática en contra de las políticas sanitarias llevadas a cabo por este gobierno, que permitió tener los mejores índices sanitarios en este contexto de pandemia por el COVID 19.
En primer lugar, el medio hace mención a la cantidad de años en que el primer mandatario conduce el poder ejecutivo, al ser elegido democráticamente por el pueblo formoseño. Veinticinco, sí, veinticinco años, en los cuales no sólo enalteció su figura popular por su impecable gestión y su imagen positiva en la esfera política local y nacional, sino también su porcentaje en votos.
En 2003, Gildo Insfrán ganó con más del 60% de los votos; y para el 2011 superó el 75%. La única verdad es la realidad, supo decir un gran visionario y estadista argentino, y en un país democrático la realidad son los votos emitidos por un pueblo que no lo ve sólo como un político que gobierna su provincia, sino como un amigo, como un compañero peronista, como el tío Gildo, como le dicen los jóvenes; y como bien parafrasea dicho medio en tono peyorativo.
Entonces, ¿qué puede saber un diario francés de la idiosincrasia formoseña? De esa identidad bien fraterna, humilde, que se forja en la solidaridad y la hermandad con el otro; y que Gildo bien sabe sintetizarla. Por eso lo eligen, porque se sienten representados no sólo en sus políticas, sino en su ser formoseño.
No se confundan: no es caudillismo, es carisma, es calidez, es un dirigente popular. Podrán llenar de eufemismos y frases políticamente correctas sus notas periodísticas, pero el sesgo de desprecio hacia la voluntad del pueblo, se nota igual. Aunque lo intenten disimular.
Luego el texto va a lo obvio, a lo ya instalado por todos los medios nacionales que históricamente cuestionaron al modelo justicialista en este país, a lo que se cansaron de repetir sin problematizarse o sin intentar -como la profesión manda- informarse con todas las fuentes: la política sanitaria para combatir la pandemia del COVID 19.
Los argumentos burdos, chicaneros y cerrados de este diario desconocen cuestiones claves para entender este tema como, por ejemplo, que el primer día que se decretó el ASPO en el país, el gobierno de Gildo Insfrán, con él a la cabeza, creó el Consejo de Atención Integral de la Emergencia COVID 19; un organismo integrado por el gabinete provincial, legisladores y profesionales de la salud y la seguridad, que todos los días se reúne a evaluar la situación epidemiológica de la provincia. ¿Existirá algo parecido en otros lugares? No se encontraron precedentes.
Este Consejo diariamente informa a todos los ciudadanos formoseños cuántos casos positivos se detectaron en las últimas 24 horas, cuántas altas médicas, cuántos egresos e ingresos a la provincia, cuántos controles en el marco de la pandemia, en fin, le brinda datos precisos, concretos y científicamente comprobados a la población, de la manera más transparente que se puede: en una conferencia de prensa.
Tampoco este diario tiene en cuenta que, como consecuencia del programa de Ingreso Ordenado y Administrado al territorio formoseño, Formosa fue la anteúltima provincia en reportar el primer caso positivo por COVID 19, el 9 de junio de 2020, tres meses después que el Presidente de la Nación declaró el ASPO en todo el país. Para ese entonces en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, los hospitales estaban desbordados de enfermos por coronavirus y existían más de 16 mil casos diagnosticados; en Córdoba eran más de 500 y en Chaco, provincia vecina, más de 1400.
¿Y los franceses? Según sus medios locales, para el 20 de junio contaban más de 29 mil muertos por coronavirus. ¿Qué política sanitaria pueden criticar, entonces? Como dice un gran dicho popular: hay que mirar la paja en el ojo propio, antes que en el ajeno.
También, gracias a la política de ingreso implementada, Formosa pudo controlar los brotes que existieron dentro de los Centros de Aislamiento Preventivos (CAP), que eran las instituciones destinadas para realizar las cuarentenas obligatorias al ingresar a la provincia; y de esta manera se evitó que exista la circulación comunitaria del virus, durante todo el 2020. Estos CAP son solventados por el mismo gobierno de la provincia y las personas que allí se alojan durante 14 días no deben pagar un peso.
Además, la provincia de Formosa recién tuvo que lamentar una muerte en el mes de noviembre; y al día de la fecha fallecieron 17 formoseños por el virus del COVID. Son números que, sin lugar a dudas, duelen y mucho; pero como bien dice la nota del diario francés, y en eso se coincide, “un plan que le dio tan buenos resultados que es, por lejos, la provincia que tiene menos casos y menos fallecidos en todo el país (tanto en términos absolutos, como en relación a sus habitantes, que son algo más de medio millón)”. Otra vez, la única verdad sigue siendo la realidad.
Los franceses tampoco deben saber que Formosa cuenta con un programa de desarrollo productivo textil que se abocó a confeccionar la indumentaria de bioseguridad que utiliza el personal de salud y de seguridad que está al frente de la trinchera de este costado norte de la Patria, cuando en el país aún no podían conseguir traerlos de afuera; Gildo Insfrán, en persona, fue a visitar a los trabajadores y trabajadoras, a darles contención y a agradecerles por estar cada día al frente de esta tarea; y también fue él quien tomó la decisión de comprar una maquinaria que permitiera fabricar cinco mil barbijos triple capa por día, en el mes de octubre, para agilizar pero también alivianar este arduo trabajo.
Pero lo que menos tiene en cuenta este medio, es que estas medidas sanitarias fueron el resultado de una decisión política que Insfrán dejó bien en claro: preservar la vida de todos los formoseños y las formoseñas que habitan esta tierra.
“No me importa perder una elección si tengo que salvar la vida de un formoseño”, dijo en enero de este año; y lo ratifica todos los días con acciones sanitarias concretas, con más CAP habilitados, con equipamientos de última tecnología para los hospitales, con hisopados gratuitos en todos los Centros de Salud de la provincia, con equipos sanitarios distribuidos en los barrios buscando casos activos de COVID, para atacar el flagelo de raíz.
No debe ser fácil estar sentado en el sillón de ningún gobernante para afrontar cualquier pandemia, pero menos en el de Gildo Insfrán. Porque ante todo el aparato mediático, con sus cómplices políticos y sus cómodos repetidores, no dio el brazo a torcer ni se dejó doblegar; porque asumió el compromiso de proteger la vida de los habitantes de la provincia que gobierna y está “dejando todo en la cancha” para que eso suceda; porque tiene espalda para aguantar los palos y esa espalda son los formoseños y formoseñas que lo eligen cada cuatro años porque se sienten contenidos con sus políticas, porque ven en su cotidiano, en su vida y en la de sus hijos, que hay un Estado presente, devenido en un proyecto político que se preocupa y ocupa por ese bienestar colectivo.
Y ese proyecto político se sintetiza perfectamente en el Modelo Formoseño, del cual los franceses también se horrorizaron por “personalista y peronista”. Ante todo, Gildo Insfrán es justicialista, hay sobradas muestras de ello, porque en sus decisiones políticas la justicia social es la premisa.
No hay que tenerle miedo a un gobernante que tiene un proyecto político bien en claro para el crecimiento de una provincia que, no hace muchos años, fue declarada inviable por los mismos que hoy se rasgan las vestiduras y hablan de caudillismo o feudalismo.
No señores, esto es justicialismo en su máxima expresión: niños y niñas originarias incluidos en un programa educativo que contempla su idiosincrasia; universitarios formados en su tierra; familias accediendo a su primera vivienda propia; adultos mayores que históricamente estuvieron afuera del sistema laboral formal, percibiendo el derecho a una jubilación digna.
Se pueden enumerar miles de escuelas, hospitales, centros de salud, estadios, rutas, viviendas y políticas públicas que se llevaron a cabo en estos 25 años en Formosa y que contribuyeron a mejorar la calidad de vida de su pueblo, pero es ese mismo pueblo el que reafirma su apoyo en las urnas y el que tiene el poder de decisión. No lo subestimen, porque son formoseños y en Formosa, se sabe, no se rinde nadie.
*Por Florencia Zanello
Licenciada y Profesora en Comunicación Social