[OPINIÓN] Ayer haciendo zapping hice una pausa en un programa que no sé cómo calificar; podía ser un ejercicio de percepción extrasensorial, una parodia humorística o, muy improbablemente, un diálogo político.
Como el canal pertenecía al holding hegemónico de medios me detuve a mirarlo un rato, sobre todo porque hablaban de Formosa o, mejor dicho, de lo que imaginaban que es Formosa. Decían que después de muchos años iban a entrar a Formosa, y lo decían en un tono que parecía que con San Martín y el Ejército de los Andes iban a entrar a Chile para combatir al ejército realista en épicos combates y llevar la libertad a su pueblo.
Lo que no entendí -y por eso pienso en un acto de mentalismo- es como podían relatar cómo era Formosa si todavía no habían estado en la Provincia.
Como no creo en milagros laicos advertía que se trataba de una broma, de una divertida caricatura de Formosa, sospecha basada también porque como fondo se mostraba un video que, decían, mostraba como es nuestra provincia y cuyas imágenes me hacían pensar en un video sobre la ciudad de Buenos Aires filmado exclusivamente en una villa.
Mientras, los periodistas disparataban sobre Formosa como lo hubiera hecho Tato Sores explicando la fisión atómica. La última posibilidad era que se tratara un político. En ese caso solo puedo decir que en política querer hacer creer que existen las hadas y los unicornios, es decir confundir el mito con la realidad, suele ser un ejercicio muy peligroso. Y recuerden, queridos lectores, que es de la boca de los viejos -de ande salen las verdades».
Rodolfo Roquel