Con un acto alusivo que evocó sentidamente cuatro décadas y media de cuidados a la salud de los niños y las madres, además del gran trabajo de contención que viene desplegando en tiempos de pandemia.
Como cada 3 de agosto, desde el año 1976, el hospital de la Madre y el Niño, cumplió un año más de brindar servicios de salud, destinados especialmente a la atención del embarazo y del binomio madre – hijo, en este periodo; más el cuidado integral de la salud, tanto de las mujeres como de los niños en sus distintas etapas.
En un escenario extraordinario, marcado por la pandemia de coronavirus, que condicionó una vez más los festejos que solían hacerse años atrás en cada aniversario, la institución sanitaria conmemoró ayer su aniversario número 45, mediante un sencillo pero muy sentido acto llevado a cabo en el salón del Servicio de Nutrición.
El evento contó con la presencia de los directivos y de los jefes de cada uno de los servicios y áreas con las que cuenta, quienes representaron a los prestigiosos equipos de salud que componen este efector, emblema para toda la provincia.
“Por razones de espacio y protocolo, como ya había sucedido el año pasado, en el primer año de pandemia, una vez más, nos tocó un festejo diferente. Con pocas personas, pero con el gran cariño que tenemos por nuestra casa de trabajo”, expresó sobre la fecha, el director asociado del hospital, doctor Néstor Galván.
“Es un día muy especial, nos convocan sentimientos encontrados”. Por un lado, manifestó la alegría por la ininterrumpida labor que “diariamente viene dando este hospital, para cuidar a las mujeres y a los niños de toda nuestra provincia”. Y, por otro, “la angustia y la congoja, generadas por la situación de pandemia en la que llevamos ya casi un año y medio de lucha sin cuartel, donde todo el personal viene poniendo el hombro, sin bajar los brazos ni un solo día para salir adelante en esta sutil guerra, que nos plantó este virus desconocido e invisible que es el COVID – 19”, refirió.
Más adelante resaltó “me enorgullezco, hoy más que nunca, de ser director asociado de esta honorable institución que está al servicio de la comunidad, hace ya 45 años. De estar al frente junto al director, el doctor Víctor Fernández, con quien hacemos todo lo humanamente posible para que las prestaciones que se brindan aquí, sean cada vez de mayor calidad, para que toda la población sin distinción alguna, sea atendida de la mejor manera posible como se merece todo ser humano”.
Sobre lo expuesto anteriormente, puso de relieve que dicho accionar se debe “a que siempre entendimos que esa es la premisa de nuestro gobernador, el Dr. Gildo Insfrán y lo acompañamos en esa decisión de dar y hacer lo mejor para nuestra comunidad. Y al mismo tiempo, porque nos debemos al cumplimiento de las políticas de salud, implementadas por el Ministerio de Desarrollo Humano, a cargo del doctor Aníbal Gómez, quien, a través de su vasta experiencia, está llevando adelante la batalla contra el coronavirus, sin dejar de lado los demás servicios de salud y las atenciones para dar las mejores respuestas a las necesidades de nuestra gente”.
Enunció, una vez más, el honor que siente “por ser parte de la gran familia, mi segunda familia, que es el hospital de la Madre y el Niño”. Y destacó al personal de salud que se desempeña en todas las áreas “no solo porque son excelentes profesionales, sino porque también son seres humanos increíbles, siempre dispuestos a prestar su servicio y su vocación a todos los que concurren a esta institución en busca de una atención”.
“Son un orgullo para nosotros. Mi saludo fraternal a todos y cada uno de ustedes, que con su granito de arena hacen que este hospital sea hoy lo que es, con sus 45 jóvenes años. Infinitas gracias a todos por su esfuerzo, por su dedicación, por su entrega y por hacer que nuestra tarea como directores sea mucho más fácil”, concluyó.