La cantautora formoseña Charo Bogarín, hija de Francisco Javier “Pancho” Bogarín, desaparecido en la última dictadura cívico-militar y a quien se lo sigue buscando como a cientos de miles de personas víctimas del terrorismo de Estado, brindó una entrevista a AGENFOR donde recordó el compromiso político de su padre
También, rememoró lo “gran artista” que había sido como bombisto, llegando a tocar en el gran escenario de Cosquín, a poco de cumplirse en el país 46 años de aquel 24 de marzo de 1976 que se lo instituyó como el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia.
Nacida en Clorinda, en septiembre de 1972, pero criada en Resistencia, Chaco, la multifacética artista señala que fue muy fuerte la influencia de la comunidad Toba (Qom) en su música que luego la llevaron como actriz a interpretar distintos papeles, pero “lo que hago está en sintonía con mi compromiso a mi sangre guaraní”.
En ese camino transitado de 20 años en la música de las comunidades originarias del norte argentino, están también muy presentes las enseñanzas legadas por su papá “Pancho” Bogarín, quien “fue un militante peronista, pero también un gran artista que ha ayudado a fundar una escuela de danzas folclóricas ‘Estampas Gauchas del Pilcomayo’ y se lo recuerda también por haber estado en el escenario de Cosquín y haber sido un bombisto, además de un prolífero escritor”.
Sobre eso último, Charo señala que cuando estuvo en la cárcel como preso político escribió unos poemas preciosos: “Entre ellos, hay uno muy conocido que dice: ‘no me lloren mis amigos, si yo no llego a estar’, como presagiando esto que se venía, pero también dejando ese espíritu de que lo he dado todo: ‘no me lloren, sino que celebren mi paso por la tierra’”.
“Así que yo -sostuvo con firmeza- celebro que mi papá haya pasado por este planeta, nos haya legado sus valores y me honra seguir su camino”.
Sin embargo, dijo que fue muy duro lo que ha transitado: “Lo pudimos hablar recién estando en la Secundaria, porque era como un tema tabú también en el que de eso no se hablaba en la familias ni en las escuelas”.
Ese dolor atravesado le marcó un camino, describiéndolo como su “faro” en cuanto a los valores a seguir “en la música y en el arte, así como el haber sido también periodista, que tiene que ver con ese compromiso que él asumió: la de brindarlo todo por causas que son sociales”.
Son esos valores que él tuvo para vivir y llevar sus ideales a un punto de sacrificar su vida “la enseñanza que nos queda también a sus descendientes. Entonces, para mí es como traerlo y tenerlo siempre en mis recuerdos y en mi memoria, en el tipo de arte que yo hago”.
Y lo definió como un “arte comprometido que tiene que ver con un mensaje del tejido social” que recuerda la lucha de las Madres de Plaza de Mayo y la de los pueblos originarios que “están vivitos y coleando más presentes que nunca”.
Por todo ello, finalizó diciendo que “el haber elegido la carrera tanto de periodismo como después la música y ser cantautora tiene que ver con estas enseñanzas que mi padre ha legado a mi hermana y a mí”.