Una de las características de los promotores del odio social y político es la de dividir a la sociedad entre réprobos y elegidos, buenos y malos, siendo ellos los “buenos” por cierto.
Uno de los representantes del pensamiento odiador es el exjuez subrogante Fernando Carbajal, quien se postuló a diputado nacional por Juntos por el Cambio, deseoso de acceder finalmente a la posibilidad de jubilarse, toda vez que se terminaban las “subrogancias” de humilde juez de frontera. Antes fue funcionario kirchnerista en el mandato de Nilda Garré.
Así pasó, de un día para el otro, del “sagrado despacho de cuatro paredes” donde se decide el destino de los ciudadanos, de juez federal, sin serlo, a político barrabrava lleno de epítetos hacia los demás tales como inútil, autoritario, chupamedias, tramposo, oscuros, brutos, fascista y racista.
Lo hace desde la segunda alianza, o la tercera si se suma la Unión Democrática de 1945.
Hoy desparrama su odio, como antes lo hacía desde su despacho de juez dictando resoluciones contra las medidas sanitarias que le costaron al pueblo formoseño más de mil doscientas muertes, en connivencia con abogados y abogadas que, luego de su salto a la política, lo acompañaron como compañeros de listas, asesores y vaya a saber de qué otros modos.
En este último tramo, en cuestiones nacionales, se pronunció a favor de la vergonzosa condena proscriptiva a Cristina Fernández de Kirchner, dictada contra toda razón y derecho, en causas donde ya había cosa juzgada, sin pruebas, en un caso icónico de lawfare a lo sudamericano, del cual por supuesto no habla.
Se presenta como la nueva cara de la política, olvidando que va de la mano con personajes cómplices de la dictadura militar genocida o sus hijos. En muy fácil pretender pontificar sobre la moral desde una alianza partidaria que siempre estuvo del lado de la culata de los represores, y en cuyos juicios llevados a cabo en la provincia jamás colaboraron en algo, jamás se acercaron, jamás dieron una palabra de aliento a las víctimas de la dictadura cívico-militar. Y en este camino hostil, debe destacarse que, siendo humilde juez de frontera, el hoy candidato no movió un dedo real por los juicios de lesa humanidad. Pasó de tomarles declaración a dos hoy condenados jueces por encubrimiento de delitos de lesa humanidad a aliarse con ellos mismos y con sus hijos en el centenario partido, destilando veneno en las redes sociales contra los abogados defensores de las víctimas y ante el menor intento de debate, calificando de “cómplices” a los letrados. Tampoco movió un dedo real por la búsqueda de los restos de los formoseños desaparecidos, realizando una pantomima de audiencia un mes antes de irse del Juzgado Federal de Formosa.
Los de Juntos por Algo hacen alarde de la CONADEP y del Juicio a las Juntas, dos hitos en este proceso de memoria, verdad y justicia, que fueron hechos históricos generados por la lucha del pueblo argentino y formoseño, producto de la incansable lucha de las Madres de Plaza de Mayo, las Abuelas, los H.I.J.O.S., y demás organismos que siempre lucharon contra el genocidio, aún en los tenebrosos momentos de la dictadura militar. Ese proceso de memoria se encarga de fijarlo en un momento histórico que no les pertenece, obviando la cantidad de juicios con todas las garantías ciudadanas que se realizaron desde 2003, cinco de ellos en Formosa, juicios, reitero, por cuyas audiencias no aparecieron.
También pierden la memoria, sobre aquellas medidas de Macri sobre el bolsillo de los argentinos, con los tarifazos del 3000% en servicios públicos, espionaje ilegal, deuda con el FMI, presiones a jueces, violación de los derechos de los detenidos políticos, del armado de causas contra Milagro Sala, de la Mesa Judicial, del contrabando de armas a Bolivia para sostener el golpe de Estado contra Evo Morales. La lista podría seguir, pero nos insumiría más de dos tomos.
Ya diputado nacional, contribuyó a retacear el quorum para tratar leyes necesarias para el pueblo argentino y formoseño. Votó en contra del presupuesto nacional que contenía obras para la provincia en beneficio de los ciudadanos, de la Ley de Moratoria Previsional en beneficio de aquellos que, al llegar a la edad jubilatoria no tendrán donde caerse muertos, por solo citar dos iniciativas que le cambiarán la vida a miles de formoseños víctimas del trabajo en negro o de la perpetua falta de trabajo, fruto de esta Argentina asimétrica que sus correligionarios supieron construir desde el Partido Militar antaño y hoy desde la ultraderecha política y mediática que padecemos. Hoy apoya el bando de la Corte Suprema de Justicia de la Nación que beneficia a la ciudad más rica del país en perjuicio de las Provincias y el pueblo argentino. Más unitario no se consigue.
Dice que en Formosa la cabeza está podrida y lo adorna con los epítetos ya señalados. Nada nuevo, ya que al Peronismo lo han adornado con insultos desde el célebre “Viva el Cáncer” y el “Tirano Prófugo” hasta el día de hoy.
Es del todo obvio que la política del insulto, el tremendismo y la mentira, no les funcionó a nivel local hasta ahora. Y es evidente también que eso no cambiará en este año electoral, porque el pueblo argentino y el formoseño siempre supo estar del lado correcto de la historia.
Luis M. Zapiola
Abogado
DNI 12.548.370