Días pasados, el gobernador Gildo Insfrán anunció que la provincia recibió la autorización técnica del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación para avanzar con la construcción de la Fábrica de Bioinsumos Formosa, en el Polo Científico y Tecnológico de la Capital.
Según explicó el primer mandatario, esto permite la firma del contrato y pronto inicio de los trabajos en esta obra estratégica, la cual tendrá una inversión superior a los $627 millones y se financiará en el marco del Programa Construir Ciencia.
Esta fábrica permitirá mejorar la calidad del suelo y la producción de alimentos saludables, al mismo tiempo que promoverá la creación de miles de puestos de trabajo de forma directa e indirecta.
Al respecto, en declaraciones a AGENFOR, la doctora Débora Radovancich, responsable del proyecto, acentuó que “la fábrica de bioinsumos es un proyecto muy novedoso y esta noticia de la aprobación para comenzar la construcción nos motiva aún más”.
Hizo notar que “con el equipo venimos trabajando hace un tiempo largo en una tarea que quizás no se ve, pero se trata en formar los cimientos en cuanto a las personas que son las que van a dar las respuestas, las cuales necesitan su lugar, que es la infraestructura”, razón por la cual que la edificación “esté a un paso de iniciarse es muy alentador”.
“Los bioinsumos son productos a base a recursos naturales, que tienen bacterias y hongos que se obtienen del suelo, las plantas y los insectos”, dilucidó la profesional.
Y ahondó que “aprovechamos esa naturaleza sabia, donde hay microorganismos que controlan a otros patógenos, le aportan nutrientes al suelo o a la planta la estimulan para que crezca y soporte el cambio climático”.
Los mismos “son aislados, identificados y validados dentro de un centro de investigación, para que se puedan llevar a esa fábrica, empezando en sí el proceso de fabricación, reproducción masiva y envasado”.
En ese sentido, subrayó que “nuestro beneficiario es el paippero, el pequeño y mediano productor, quienes son los que van a usar estos productos”, por lo que “deben tener la información de que son seguros y que utilizándolos van a generar un alimento orgánico”.
Avanzó marcando que “los bioinsumos están en disposición comercial; existen en el mercado nacional e internacional, pero no al alcance del pequeño productor”, de manera que, con la nueva fábrica en Formosa, “se podrán ofrecer estos productos, con estas características, a un mercado que no los conoce, generándoles ese valor agregado”.
“Hoy sabemos que el mundo está cambiando, porque es su obligación empezar a cuidar el medioambiente y nuestra salud, y sin dudas esa matriz productiva también va a modificarse, es más, ya lo está haciendo para ir optimizando lo convencional con este tipo de productos”, expuso.
Si bien “no es que los agroquímicos van a desaparecer”, señaló que se trabaja en esa transición, “demostrando que muchas veces, antes de utilizar un fertilizante o insecticida químico, podemos alternar con estos productos y ver que los resultados son iguales, similares o superiores, siempre aportando una mayor productividad, mejorando también el suelo”.
En esa línea, la doctora Radovancich puso de resalto que “la fábrica estatal de bioinsumos de Formosa es la primera de Argentina”, ya que “existen muchas multinacionales y nacionales, pero son privadas y siempre para un público, un mercado totalmente distinto”.
En cambio, “lo de Formosa es novedoso e innovador porque al ser una fábrica estatal, gracias a las entidades gubernamentales, generamos esos cimientos que son fundamentales”, como desde la Universidad Provincial de Laguna Blanca, al “trabajar en conjunto para fortalecer el conocimiento y su transmisión”, al igual que con las instituciones públicas nacionales, como el INTA o el Conicet, que “se interesan y quieren participar”.
Es así que “hacemos como una sinergia entre todos los que estamos en esta temática de los bioinsumos porque de ellos aprendemos y viceversa”, cerró.