El pasado 5 de mayo se celebró el Día Internacional de la Celiaquía, una afección autoinmune que daña al revestimiento del intestino delgado y que muchas personas la padecen.
Tal es así que para hacer alusión a la fecha y tratar una temática de importancia para muchos es que el martes a la noche, por Canal 3, en el estreno de la edición 2023 del programa televisivo “Estar Bien”, trataron sobre esta enfermedad y específicamente hicieron énfasis en el tratamiento nutricional a llevar a cabo para poder sostener la calidad de vida.
Para darles contexto a las sugerencias alimenticias, la nutricionista Daniela Distel, según datos que recabó AGENFOR, explicó que la celiaquía, “es un daño que proviene de una reacción a la ingestión de gluten. Esta es una sustancia que se encuentra en el trigo, la cebada, el centeno y posiblemente la avena. Y también en alimentos elaborados con estos ingredientes”.
Generalmente “la base de la alimentación de todos los argentinos es el trigo”, manifestó Distel, pero “tenemos opciones para solucionar esto, por ejemplo, el pan lactal sin TACC que suele elaborarse con alguna pre-mezcla apta que al ponerla a cocinar es saludable, como así también los alfajores de maicenas con harina de coco y dulce de leche libre de gluten”.
En este punto, resaltó que los productos envasados sin TACC, son aquellos de etiqueta negro con blanco y rojo con blanco.
“También, tenemos otros casos que son los de intolerancias al trigo, a la avena, a la cebada y al centeno que no necesariamente es una enfermedad celíaca, pero si se consideran como una tolerancia alimentaria y deben ser tratadas como tal”, informó.
En todo esto, la nutricionista Distel subrayó que “es de suma importancia consultar al médico, realizarse todas las pruebas adecuadas y después ir al nutricionista que es el que se encarga de darle el tratamiento adecuado”, destacando una vez más que “el único tratamiento es nutricional”.
Síntomas
El Ministerio de Salud de la Nación Argentina informó que este cuadro clínico puede variar significativamente de una persona a otra o no presentar síntomas. Esa variabilidad hace que muchas veces el diagnóstico se retrase.
Entre los síntomas más comunes, aparecen diarrea crónica o malabsortiva: distensión abdominal y dolor; pérdida de peso; desnutrición, anemia; aftas orales: constipación; baja estatura; abortos a repetición, menarca tardía, menopausia precoz; reflujo gastroesofágico: trastornos del esmalte dental; caída del cabello, uñas quebradizas; osteoporosis y fracturas óseas con traumas mínimos; cefalea, depresión; convulsiones con calcificaciones occipitales y parestesias, tetania, calambres.
En cuanto a quienes pueden padecer la enfermedad, el organismo de salud precisó que “son aquellos considerados como grupo de riesgo o los que presentan uno o varios de los síntomas mencionados”.
Con respecto del primero, especifican que pueden ser “aquellos que tengan familiares cercanos (de 1° o 2° grado) o los pacientes con enfermedades autoinmunes como: diabetes mellitus insulino dependiente (diabetes mellitus tipo 1), tiroiditis de Hashimoto, entre otros.
Por todo lo expuesto, recomiendan que, si se encuentran en uno de estos grupos, recurrir al médico, quien en principio requiere un análisis de sangre, en el que se incluye el anticuerpo Antitransglutaminasa IgA.
Luego, el diagnóstico se confirma a través de una biopsia intestinal, que debe efectuarse siempre antes de iniciar el tratamiento.
Finalmente, expresan que “la detección temprana y el tratamiento oportuno son fundamentales para evitar complicaciones secundarias a largo plazo”.