Federico Nicolás Giménez, un joven de 28 años nacido y criado en Posta Cambio Zalazar, hijo de padres docentes y con un hermano profesor de Educación Física, valoró cómo la educación pública y las herramientas del Estado a través de espacios como la Casa del Estudiante del Interior, lo acompañan en el proceso de aprendizaje.
Hoy día, está a punto de recibirse de Profesor en Letras y a raíz de esto narró brevemente su historia respecto al proceso de desarraigo que tuvo que transitar –y que viven todos los estudiantes cuando se mudan a la capital formoseña.
Federico se crió en la localidad de Posta Cambio a Zalazar, departamento Patiño, el lugar que lo vio crecer y marcó su infancia junto a su familia y amigos.
“Recorrí 375 km para llegar a la Ciudad de Formosa con la esperanza de recibirme de Profesor en Letras en la UNAF, nuestro recinto de sabiduría. Salirse del espacio de confort y romper las barreras de la superación personal son bastante difíciles al principio y a la distancia sin el apoyo y la contención de una familia” comenzó destacando.
Añadió que en su caso “tuve la fortuna de cruzarme con personas magníficas y un lugar que me adoptó desde el primer día, el CEIF (Casa del Estudiante del Interior), apoyado por el gobierno provincial, que me ayudó a que el proceso de desarraigo sea menos doloroso y que pueda enfocarme de lleno a mis estudios académicos».
Actualmente, el CEIF lleva una trayectoria de casi 10 años ofreciendo servicios de ayuda y acompañamiento académico, es que su objetivo principal es facilitar el acceso a la educación superior a aquellos estudiantes que se trasladan desde áreas rurales o localidades alejadas para cursar sus estudios en la capital provincial, siendo de esta manera el primer y único lugar en Formosa con profesionales encargados de brindar orientación y asesoría a los estudiantes en temas académicos, sociales y administrativos. Cabe destacar que este espacio fue fundado por el actual Vicegobernador de la Provincia, Eber Solís.
Un espacio de contención
“La casita, como la llamamos con cariño y orgullo aquellas personas que amamos ese recinto, me brindó una contención importante en mi vida con clases de apoyo en materias que me eran difíciles de aprobar, con talleres y actividades recreativas que me hicieron pertenecer más y convivir con muchos chicos del interior provincial, que al igual que yo nos sentimos un poco perdidos en una nueva ciudad” reseñó.
“El CEIF, representa en mi vida ese segundo hogar en donde me siento idealizado y que me brinda las herramientas necesarias para estar cada vez más cerca de alcanzar mis logros académicos y de poseer un título universitario, es también un espacio que nos brinda cuidado y atención médica, avalado por el Ministerio de Salud y de los grandes hospitales formoseños, ofreciendo una salud de calidad totalmente gratuita, con profesionales grandiosos” explicó.
“La vida me sonríe y me seguirá arrojando felicidad gracias a que conocí y seguiré conociendo personas con un gran corazón que conforman al CEIF y se ocupan y preocupan por el bienestar de los jóvenes formoseños” subrayó.