Se trata de una planta industrial biotecnológica impulsada por el Gobierno provincial junto a la Nación, donde los paipperos también harán su aporte
Así lo destacó en declaraciones a la Agencia de Noticias Formosa (AGENFOR) la bioquímica y especialista en microbiología ambiental, Débora Radovancich, quien es la autora y directora del proyecto de la biofábrica, que avanza de acuerdo a una certera planificación.
Al explicar los alcances del proyecto biotecnológico, dijo que para llevarlo adelante “se requiere de equipamientos y servicios específicos, y sobre todo recursos humanos que entiendan del proceso y del producto”.
En ese sentido, el pasado martes 25, el gobernador Gildo Insfrán y el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación, Daniel Filmus, firmaron convenios para la iniciación de la Planta de BioForm en el Polo Científico, Tecnológico y de Innovación de Formosa y la adquisición del equipamiento para ésta.
En su alocución, el primer mandatario hizo mención a ella por ser la impulsora de la iniciativa, ante lo cual la profesional expresó: “Siempre el reconocimiento es gratificante”.
En torno al proyecto enmarcado dentro de las políticas productivas provinciales, lo primero que expuso es que “a la hora de poner en marcha una fábrica de estas características, el costo inicial es un factor a tener muy cuenta”
“Desde el año pasado que nosotros comenzamos con esto –describió-, y como es una planta industrial que se hará desde cero tenemos que estar preparados con el recurso humano y la puesta a punto de cada uno de los productos que van a salir”.
Expuso también que con esto “buscamos generar alimentos saludables y dar valor agregado a la materia prima del pequeño productor paippero, cumpliéndose para ello con todas las etapas que corresponden”.
Es así que los que se produzcan serán “productos naturales, inocuos y sin ningún tipo de químicos”, recalcó, ya que “la forma en que trabajan los paipperos es agroecológica”, aclarando que “los productos serán registrados de la misma forma que cualquier otro comercial”.
Por ende, “vamos a seguir en la misma línea que los productores, a partir de generar un valor agregado y darles seguridad a ellos y a los que van a consumir esos alimentos”, remarcó Radovancich.
A su vez, consideró que “el hecho de que ya tengamos la confirmación de la estructura edilicia que será acorde con los equipamientos, va a permitir crear empleos tanto directos como indirectos”
Y será también una motivación para los paipperos, “en producir de manera constante, económica local y ese arraigo de la persona en su lugar”, agregó.
En cuanto a la temática de bioinsumos que “está en auge en todos lados”, enfatizó que “Formosa es la primera que recoge el guante como diciendo hagámosla”, al presentar primero el proyecto y luego demostrando “que lo puede llevar adelante”.
Si bien repasó que “la provincia ya tenía los cimientos para hacerlo, al contar con una logística muy bien aceitada a través del Ministerio de la Producción y Ambiente, del PAIPPA y los diferentes programas”.
Investigación
Asimismo, puso de resalto que se busca fortalecer el sistema científico y tecnológico provincial, de manera que “la fábrica crezca”, por cuanto “no va a funcionar solo operativamente, sino también en investigación y desarrollo, en un camino por etapas sistemáticas”, en el contexto de un “mundo que está en permanente transformación”, lo que “nos exige estar atentos, creando e investigando”.
Por ello, “quienes forman parte del proyecto son profesionales en formación que ya tienen las habilidades necesarias validadas por centros nacionales de referencia”, afirmó.
Del mismo modo, se vinculan “con otros colegas que son los más valorados”, aunque reivindicó que Formosa en materia productiva posee un programa consolidado.
Esto les facilita “el acceso a la recolección de información”, como por ejemplo, “tomar muestras de suelo y del cultivo”, a diferencia de “otras provincias”, comentando ello por la experiencia de haber trabajado en otras partes, donde muchas veces “la burocracia hace que uno se retrase demasiado”.
Laboratorio
En otro orden, habló la ingeniera forestal recibida en la UNaF, Andrea Cubilla, quien tiene 34 años y es una de las integrantes del laboratorio de la planta de bioinsumos.
Actualmente éste funciona en un espacio dentro del centro de investigación y transferencia tecnológica, ubicado en el barrio Villa del Carmen.
Ahondó diciendo que allí están trabajando, en primer lugar, “con bacterias y con hongos que son nuestras dos líneas fundamentales en investigación y desarrollo”.
Al igual que la Radovancich, puso en relieve la capacitación constante que reciben y en esa línea recordó la que se hizo en el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) de Castelar, en la Provincia de Buenos Aires.
En la jornada “reforzamos todo lo que venimos haciendo en el laboratorio” a través de los expertos, “quienes son idóneos y con experiencias de muchos años en la temática”, con lo cual “mejoramos nuestras técnicas en el laboratorio”, completó.