La diputada nacional del Frente de Todos María Graciela Parola acompañó a funcionarios provinciales en la entrega de llaves del nuevo templo de la capilla de San Antonio, que fue construida en su totalidad por el Gobierno de Formosa para la comunidad, así como otros tantos templos de diferentes credos, para que los creyentes tengan un espacio físico donde llevar adelante las celebraciones.
La entrega simbólica de las llaves a miembros de la comisión fue realizada luego de la misa presidida por el obispo de Formosa, Vicente Conejero, quien nuevamente en su homilía se refirió en forma despectiva a la clase política local.
En este marco, la legisladora manifestó que “lamentablemente, quien guía a la Iglesia formoseña hace tiempo viene hablando mucho y haciendo poco, se ha convertido en un dedo acusador, en lugar de acompañar y contener a la feligresía, que cada vez se aleja más de los templos, buscando incluso refugio en otros credos y otros ambientes”.
Y agregó: “Esto no quiere decir que el pueblo deja de creer en Dios, sino que simplemente, cree sin pertenecer o sesgando su pertenencia a la Iglesia Católica dado que no solo no encuentra ese vínculo de confianza, acompañamiento, contención, o lo que sea que uno busca cuando va a un templo, sino que se aleja porque tampoco comparte las expresiones sectarias, discriminatorias e ideológicas del obispo que ha tomado el ambón como un escenario”.
Siguiendo en este sentido, mencionó que “esto no es fruto de la casualidad, sino que es el producto de un pensamiento y una ideología bien marcada en quien es hoy cabeza de la Iglesia formoseña, que sin admitir que quiere tener protagonismo e inmiscuirse en política, asume un rol distante de su feligresía pero siempre apuntando con el dedo a dirigentes políticos, militantes, funcionarios y funcionarias que entendemos a la política como la única herramienta para transformar las realidades del pueblo, sobre todo de quienes más necesitan”.
Planteó que “en lugar de coordinar acciones, poder trabajar de manera conjunta para que el pueblo, los formoseños y formoseñas vivan mejor, el pastor que debería estar caminando al lado de sus ovejas, se posiciona en un peldaño superior a todos y desde allí solo juzga”.
Y avanzó preguntando: “¿Alguna vez han visto al obispo visitar comunidades cuando no son fiestas patronales, recorriendo barrios, localidades del interior, compartiendo cara a cara con los fieles como lo hace el Papa Francisco o como lo hacemos los políticos que él tanto critica? O por ejemplo ¿qué rol tuvo durante momentos y situaciones difíciles, como lo fueron la pandemia del COVID-19, las inundaciones, o momentos de crisis como en el 2001?” se preguntó.
Recordó que “en esos momentos, sobre todo, la política, la militancia peronista, quienes pertenecemos al movimiento nacional justicialista, profundamente humanista y cristiano, hemos estado al lado de nuestros comprovincianos y comprovincianas, atendiendo, acompañando, cubriendo necesidades, militando por la salud y por la vida; a él no lo vimos, más que por una camarita, celebrando misa algunos domingos”.
Siguiendo en esa línea, Parola reflexionó: “Para entender esta posición, por llamarla de alguna manera, que mantiene el obispo, solo basta con hacer retrospección, mirar la historia reciente de nuestro país y recordar el rol de la jerarquía eclesiástica a lo largo de ella y de este modo darnos cuenta que dentro de la misma también tenemos a quienes eligieron ser cómplices de escribir las páginas más nefastas de nuestra historia y por otra parte a quienes han sido víctimas de sus mismos pares por elegir otro camino”.
Ahondó al señalar que “de un lado los que se posicionaron defendiendo y apañando dictadores y por otro lado a los revolucionarios, a los sacerdotes que acompañados por muchos religiosos, religiosas, laicos y miembros de la comunidad, pusieron su mirada y su acción en aquellos que más necesitan, en el pueblo y desde allí instaron a los jóvenes, a las mujeres, a los humildes, a la clase trabajadora a hacer política para transformar la realidad de sus propias comunidades y aun hoy luchan y militan al lado de las clases populares”.
En este punto, homenajeó al sacerdote formoseño Raúl Méndez “que realmente comprendió a su pueblo, llevando adelante su tarea pastoral predicando, no solo con un lenguaje sencillo, de cercanía, una actitud siempre dispuesta y cordial, sino que predicó con el ejemplo” y deseó que “ojalá alguna vez podamos tener un guía de la Iglesia formoseña como él”.
Para concluir, la diputada nacional finalmente recordó una cita de Eva Perón, quien dijo: “Muchas veces he pensado qué lejos estaban ciertos predicadores y apóstoles de la religión del corazón del pueblo… porque la frialdad y el egoísmo de sus almas no podía contagiar a nadie ni sembrar en las almas el ardor de la fe, que es fuego ardiente. Yo sé que los pueblos tienen sed de Dios. Y sé también cómo trabajan sacerdotes humildes en saciar aquella sed. Mi acusación no va dirigida contra éstos, sino contra aquellos predicadores que, por egoísmo, por vanidad por soberbia, por interés o por cualquier otra razón indigna a la causa que dicen defender, alejan a los pueblos de la verdad, cerrándoles el camino de Dios”.
“Dios les exigirá algún día la cuenta precisa y meticulosa de sus traiciones con mucha más severidad que a quienes, con menos teología, pero con más amor, nos decidimos a darlo todo por el pueblo, con toda el alma y con todo el corazón”, culminó.