La licenciada Daniela Distel, nutricionista que desarrolla su actividad en Hospital Distrital 8 de la ciudad capital, habló sobre la importancia de una buena alimentación como medida de prevención de enfermedades, específicamente en aquellos que ya cuentan con un diagnóstico oncológico.
Según recabó AGENFOR, explicó que “varios estudios hablan de la asociación de ciertos alimentos al cáncer” y con respecto al de mama, informó que “hay mucha evidencia que lo asocia a la obesidad, ya que se dice que está asociado a lo hormonal”, entonces “cuando hay sobrepeso, las hormonas cambian bastante”.
Insistió en declarar que “si un paciente tiene un diagnóstico certero de esta enfermedad, debe consular con el nutricionista” y recordó que los nosocomios de salud de la provincia como el Hospital de la Madre y el Niño, el Hospital de Alta Complejidad “Pdte. Juan Domingo Perón” y el Centro de Medicina Nuclear “Pdte. Néstor Kirchner”, cuentan con nutricionistas que se dedican a hacer oncología.
En esa línea, hizo hincapié en los mitos alimenticios, señalando que muchos dejan de consumir leche o carne porque creen que producen esta enfermedad.
“Si por miedo empezamos a descartar alimentos habituales de la vida diaria, desencadenará otro problema, porque cada vez nos volvemos más selectivos a la hora de comer”, estimó y remarcó que “la mejor opción es consultar al profesional y no dejar de consumir, sino simplemente organizar lo que comeremos”.
Además, alertó que hay que tener en cuenta que si el paciente se encuentra en tratamiento de quimioterapia o radioterapia “en algunos generan ciertos síntomas como náuseas, diarreas, vómitos, constipación, alteraciones en el gusto, en la salivación, en el olfato, entonces, si se come menos empezarán a bajar de peso”.
Aclaró que “el problema que se presenta aquí es que al descender de peso se pierde masa muscular y por ende uno tiene menos fuerzas, se cansa más y esto enlentece el tratamiento”.
Por todo ello, “es necesario que una persona con diagnóstico de cáncer, esté bien nutrida”, enfatizó, aclarando que en estas situaciones “se trabaja con los patrones alimentarios que tiene esta persona, se busca que consuma lo que puede según sus posibilidades y de acuerdo con lo que el cuerpo le permita ingerir”.
También, añadió como dato importante que “cuando una persona está con tratamiento oncológico, muchas veces la inmunidad se deprime, es decir el sistema inmunológico está más débil”.
Por esta razón, “si se consume algún alimento que no esté bien cocido, se corre el riesgo de incorporar al cuerpo alguna bacteria”, de manera que “es importante que se cocinen y conserven bien los alimentos”.
Por último, la profesional recomendó que si se sale a comer afuera que se busquen “comidas seguras”, evitando las carnes y los crudos, cerró.