Román Aveiro, propietario de la empresa familiar La Esperanza, enfrenta múltiples desafíos económicos y tarifarios, como consecuencia del aumento del 300% en la energía eléctrica oficializado en la Resolución 7/2024. Esto amenaza el sustento de su panadería, lo que refleja los padecimientos de los pequeños comerciantes en medio de la crisis y los aumentos.
En medio de la rutina diaria, entre el olor a pan caliente y el bullicio que genera la sobreinformación, La Esperanza se levanta como uno de los tantos pequeños bastiones familiares en el mundo comercial.
Román Aveiro, propietario de esta pequeña empresa de Formosa, trabaja entre la maquinaria de un local con terreno polirubro, desde donde maneja una panadería, pero comparte espacio con un autoservicio y una carnicería. Hoy, los desafíos económicos y tarifarios son sus principales obstáculos para seguir trabajando. El ajuste en el tope de consumo eléctrico lo afecta directamente a él, a sus empleados y a sus familias.
“Trabajamos de lunes a lunes”, explicó Aveiro. La jornada inicia temprano, a las 6.30 de la mañana, cuando el pan recién dorado se entrega a los comerciantes locales que abastecen a la zona. Y así, entre harina y esfuerzo familiar, transcurren los días hasta el cierre del domingo al mediodía. “En el autoservicio tenemos tres empleados. También mi hijo, mi nuera y mi esposa estamos en la panadería. Nos distribuimos el negocio”, comentó sobre la estructura de su emprendimiento.
Sin embargo, la realidad golpea. La reciente Resolución 7/2024 del Gobierno de Javier Milei desencadenó una tormenta de aumentos tarifarios sobre los comerciantes. El tope de consumo eléctrico cayó de 650 kWh por mes a 400 kWh por mes y afectó la estabilidad financiera de los comercios chicos, como La Esperanza.
“El aumento de luz nos va a afectar en todo aspecto»
“El aumento de luz nos va a afectar en todo aspecto porque también se traslada al consumidor y será muy difícil de afrontar», sostuvo Aveiro. “Creo que todos dependemos de la energía, del combustible, del gas, y para el pan usamos los tres. Al combustible lo utilizamos, justamente, para transportar nuestros productos”, explicó.
En este contexto, la subida de costos, marcada por un incremento del 300% en la tarifa eléctrica debido a la mencionada resolución de la Secretaría de Energía de la Nación, amenaza con romper los cimientos de este comercio familiar.
REFSA
Benjamín Villalba, gerente de Recursos y Energía Formosa S.A. (REFSA), aclaró el panorama y explicó los detalles de la nueva resolución. “El impacto del aumento será del 300% en el costo de la energía y se reflejará en las boletas a partir de abril y mayo”, advirtió semanas atrás.
“En Formosa no aumentamos la luz, somos la distribuidora”, aclaró Horacio Cosenza, subsecretario de Desarrollo Económico de Formosa. “Llega la energía a la provincia y se la distribuye. Esa distribución es la que tratamos de hacer de la mejor manera posible, pero va a venir con este aumento que será muy fuerte y, lógicamente, el industrial y el usuario común comenzarán a poner el grito en el cielo”, agregó.
La desigual realidad de las PyMES y sus trabajadores
En medio de este desafío, Aveiro reflexionó sobre la desigual realidad que enfrentan. “El que menos tiene, siempre es el más damnificado”, lamentó y señaló la difícil posición de las PyMES frente a los embates de la economía nacional.
“Nosotros estamos viviendo el día a día. Compramos y vendemos una pequeña cantidad, es decir, cuando viene el aumento ya nos encontramos con que pagamos más caro. A veces ni siquiera salvamos el costo del producto. Cada vez que vamos a comprar insumos nos enteramos de un precio nuevo. Estamos en desventaja con las grandes empresas. Es muy difícil nuestra situación”, denunció.
La inflación, como una marea imparable, también inunda los cimientos del comercio. El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) informó que diciembre cerró con un aumento del 25,5% a nivel nacional, mientras que la región del nordeste argentino (NEA) registró un 19,5% en enero. Estos datos, más que estadísticas, son hechos que afectan directamente el futuro financiero de La Esperanza.
“Los salarios no fueron en línea con la inflación y eso también impactó en el poder de compra. Se ve un ajuste a la demanda, al consumidor, lo que se conoce como política contractiva. Según MATE (Mirador de la Actualidad del Trabajo y la Economía) solo en diciembre el salario perdió 13,7% y el poder adquisitivo quedó a muy poco del mínimo histórico alcanzado en abril de 2003”, apunta el economista Rubén Serruya.
En síntesis, todo se trasladó al consumo. En relación a las ventas, el comerciante Aveiro expresó que “al no haber un ingreso proporcional a los aumentos, sí o sí baja la venta”. Y agregó: “Con los costos altos en las ventas, pensás que estás recaudando más plata, pero al reponer, te das cuenta que no juntaste nada, que es solo una fantasía”.
¿De qué hablan cuando dicen “sinceramiento” de precios?
El Gobierno libertario comenzó en diciembre con una devaluación mayor al 100% que llevó el dólar oficial de 360 pesos a los 830. Esta situación, que en principio fue celebrada tanto por el oficialismo como por sectores del mercado, generó un licuamiento de las ventajas competitivas de los exportadores.
La razón detrás de la devaluación y de la política económica que viene ejecutando el Gobierno Nacional es la idea de que los precios en Argentina estaban distorsionados y “atrasados”, provocando un “sinceramiento” de los precios con este nuevo salto cambiario. No obstante, el economista e investigador del CONICET, Nicolas Dvoskin, opinó que esto es falso.
“La idea de que exista un precio efectivo y verdadero del mercado y otro precio intervenido es una fantasía que no existe en ninguna parte. Las variables que inciden en cada uno son diferentes y van cambiando”, aclaró el economista.