Es causante de una infección viral que hace más de 25 años se encuentra en permanente vigilancia en la provincia y no tiene connotaciones en la salud pública.
El HTLV-2 es el virus linfotrópico T humano 2 (human T-celllymphotropic virus-2: HTLV-2) que fue aislado en 1982 y, hasta la actualidad, no se lo ha asociado con ninguna enfermedad específica.
En Argentina, no hay evidencia científica suficiente ni se sabe con certeza el número de personas infectadas con HTLV I/II, aunque se conoce que ambos virus circulan en todas las regiones y en diferentes poblaciones.
Principalmente, se ha documentado en bancos de sangre, con una prevalencia de 0.02–0.046% en la Ciudad de Buenos Aires, 0.8% en el noreste y 1% en el noroeste.
Otro de los subtipos del HTLV, el HTLV-1, es endémico en la región noroeste (Jujuy y Salta) donde la prevalencia en la población indígena kolla es del 3%; mientras que el HTLV-2 tiene mayor prevalencia en comunidades originarias de la región del noreste (Chaco, Formosa y Salta) como wichís y tobas.
El HTLV-1 y el HTLV-2 se transmiten por vía sexual, parenteral y de madre a hijo (principalmente mediante la lactancia). Siendo la transmisión vertical del HTLV-I estimada en un 25%, esencialmente a través de la lactancia materna. En tanto, La transmisión vertical del HTLV-II se considera similar, pero existen menos estudios sobre esta vía de adquisición.
Provincia de Formosa
En Formosa, el Ministerio de Desarrollo Humano viene realizando estudios y vigilancia epidemiológica en diferentes poblaciones desde al menos el año 1998.
La directora de Epidemiología y Medicina Tropical, la doctora Claudia Rodríguez, explicó que, en algunos casos más recientes, efectuados entre el 2004 y el 2006, se pudo observar una mayor prevalencia, del 0,79% de HTLV-II en las comunidades aborígenes residentes en la provincia, además de población no aborigen también infectada.
Además, indicó que “la provincia cuenta con insumos y el recurso humano necesario para la realización del diagnóstico de HTLV– I/II y lleva adelante los controles serológicos en los donantes de sangre, como así también el control serológico a las embarazadas de alto riesgo epidemiológico”.
Finalmente, mencionó que desde el inicio de la vigilancia epidemiológica, como en los controles en las embarazadas (en población de mayor prevalencia) y en los donantes de sangre “no se pudo observar un aumento de patologías ni de la mortalidad asociadas a estos virus”.