El neumónologo Vicente Llanes indicó a la Agencia de Noticias Formosa (AGENFOR) que, “en la actualidad, dos de cada 10 personas tienen asma. Es decir que en la Argentina hay aproximadamente cuatro a cinco millones de pacientes con asma”.
El especialista advirtió además que “el asma es una preocupación en este momento no sólo para las personas que lo padecen, sino para toda salud pública”.
También explicó que esta enfermedad del sistema respiratorio se presenta siempre como “la obstrucción de la vía aérea de los bronquios. Al cerrarse el bronquio, se produce la dificultad no para que ingrese el aire, sino para que éste salga y allí aparecen los síntomas, que son la falta de aire, los chillidos, los silbidos”.
Otra de las características es que, “en general, el asma tiene un componente alérgico que se exacerba, sobre todo en temporada otoño-invierno y mucho también en primavera”, sumado también a cuestiones que inciden, como el cambio climático, la exposición a humos ambientales o al humo del cigarrillo. De igual manera, aromatizantes, sahumerios, polen o insecticidas, puesto que provocan, por ejemplo, “que el paciente que esté controlado tenga lo que se llama una crisis de asma”.
Llanes asimismo subrayó que, cuando hay un paciente que tiene asma bronquial o en la familia hay antecedentes de alguien que lo tuvo, “lo más importante es el hecho de hacer el tratamiento médico y el higiénico-dietético, es decir, la parte preventiva”. Además de eso, llevar una buena alimentación para no excederse de peso, conjuntamente con la actividad física.
Luego señaló que existen varios tipos de asma, pero los más conocidos son el asma inducido por el ejercicio y el ocupacional, que se da sobre todo en los pacientes que son los que trabajan en las minas.
Y agregó: “Esta enfermedad puede aparecer en cualquier edad de la vida. Generalmente, hay algún familiar, mamá, papá o abuelos que han tenido asma, entonces la posibilidad de que el niño lo tenga es frecuente o hay mayor posibilidad”, aunque “muchas veces no hay antecedentes”.
Tras señalar eso, planteó que “en la infancia, por ejemplo, si tuvieron infecciones recurrentes por el virus sincicial respiratorio o neumonía, quedan con un asma bronquial”.
“Hay muchos mitos que hacen que muchas veces la gente no consulte por miedo” a tener esa patología, reconoció también el neumonólogo, detallando que para su diagnóstico se hace un estudio llamado espirometría.
“Con la espirometría –explicitó- se certifica que el paciente tiene asma y que debe realizar determinado tratamiento de broncodilatadores para abrir los bronquios y, generalmente, corticoides inhalados para prevenirla y, si fuese necesario, antialérgicos; y con esos medicamentos el paciente puede hacer su vida normal”, cerró.