Ante la confirmación de la detección de un brote positivo de rabia en un ejemplar de tapir (Tapirus terrestris), el primero registrado en esta especie, en Guaycolec, desde la Subsecretaría de Recursos Naturales, Ordenamiento y Calidad Ambiental informaron que se intensificó la vigilancia epidemiológica en la Reserva de Animales Silvestres.
Por la información recabada por los especialistas, se sospecha que el tapir pudo contraer la rabia tras ser mordido por un murciélago infectado con el virus, situación posible por la presencia de al menos un refugio de murciélagos cerca de la Reserva y del recinto del animal.
Por ello, en un trabajo en conjunto con el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), se tomaron las medidas sanitarias para eliminar estos refugios, reduciendo así el riesgo de transmisión de la rabia a otros animales. Además, se realizó el trazado del foco y el bloqueo de movimiento de hacienda para evitar la dispersión.
Sumado a ello, se implementaron campañas de vacunación dirigidas no sólo a la población de tapires en cautiverio, sino también a otros mamíferos que podrían servir como hospedadores como pumas, monos y cérvidos. Dichas vacunas fueron puestas a disposición por el Ministerio de Desarrollo Humano de la provincia.
Las autoridades destacaron que la detección de rabia en un tapir en la Estación de Animales Silvestres Guaycolec plantea la necesidad de implementar más estrategias de manejo efectivas para proteger la biodiversidad.
El caso
El pasado viernes 10 de mayo se informó el brote positivo de rabia luego de la confirmación a través del análisis de laboratorio y de la necropsia correspondiente. El animal se encontraba en cautiverio en las instalaciones de la Reserva, ubicada a 25 kilómetros de la Capital formoseña.
Días antes presentó sintomatología nerviosa compatible tanto con rabia como con encefalomielitis equina. Por lo que se tomaron medidas de bioseguridad, es decir, fue aislado, medicado y observado por los médicos veterinarios.
Ante la sospecha se avisó rápidamente al Senasa, que a través de su Programa de Rabia realizó un seguimiento exhaustivo por el caso, que es poco común.
El tapir es el mamífero terrestre silvestre más grande de Sudamérica, está emparentado lejanamente con los caballos y se lo reconoce por su hocico alargado en forma de probóscide o trompa. El 14 de junio de 2012, a través de la Ley N° 1582, fue declarado monumento natural provincial en Formosa.
¿Qué es la rabia?
La rabia es una de las zoonosis más importantes y relevantes a nivel mundial, causando alrededor de 60.000 muertes humanas registradas. Se estima que existe más del doble de casos no registrados en países de África y Asia.
Afecta a mamíferos en todos los continentes, con la excepción de la Antártida. Esta enfermedad afecta el sistema nervioso central (SNC) y en la gran mayoría de los casos resulta fatal.
Aunque se han registrado casos de rabia silvestre en murciélagos, zorros, coatíes, cérvidos e incluso en especies en peligro como el aguará guazú (Delpietro et al. 1972-2009; Lertora et al., 2008; Orozco et al. 2015), hasta la fecha no existen registros o pruebas fehacientes de su ocurrencia en tapires en la Argentina.
En el Manual Veterinario del Tapir (Quse & Fernandes-Santos 2014), se menciona a la rabia como una enfermedad de alta relevancia para la viabilidad y conservación de la población, siendo considerada una posible enfermedad emergente.
Sin embargo, el único reporte en tapires corresponde a un caso en Bauru, estado de São Paulo, Brasil. El curso clínico de la enfermedad duró seis días y se caracterizó por un deterioro neurológico progresivo y la muerte del ejemplar (Pereira et al. 2022).