En el Salón Auditorio del Museo Histórico Regional “Juan Pablo Duffard” de la ciudad capital se realizó el acto de apertura de la temporada 2024 de “Una Muestra en el Museo”.
“Comenzamos nuevamente con ‘Una Muestra en el Museo’, donde se van a presentar artistas plásticos formoseños, exponiendo sus obras”, subrayó a Agenfor la licenciada Graciela Buiatti, directora de Patrimonio Socio Cultural.
Destacó que, a su vez, “esta exposición sirve para conocerlos, difundirlos y también para comprar las obras”.
“Invitamos a toda la comunidad a que se acerque al Museo a observar las obras –remarcó-. La muestra va a estar abierta en el Salón Auditorio durante este mes y parte del que viene, todos los días de la semana y los fines de semana también”, con entrada libre y gratuita.
En ese marco, la artista Titina Galli comentó que “estuve exponiendo en la inauguración de la muestra, una obra que es un díptico, o sea son dos cuadros que tienen continuidad, la temática es máscaras y está realizado con óleos”.
“Es un lugar privilegiado que tenemos todos los artistas en Formosa porque nos da la posibilidad de poder exponer”, resaltó.
“Se acerca muchísima gente, inclusive los colegios con los niños y adolescentes, eso es muy importante para la cultura de la provincia, ya que todos pueden ver lo que los artistas formoseños pueden hacer, las diferentes técnicas y temáticas que utilizamos”, resaltó.
Por su parte, el profesor de Música Daniel Rojas participó de la apertura del muestreo ejecutando el N’vike, un instrumento de cuerda frotada característico de la cultura qom (Toba).
“Su origen es precolombino. En un principio, en todo lo que es la zona del Gran Chaco, que cubría varias provincias, Formosa, un poco de Chaco, y Salta, al igual que de Bolivia y Paraguay, se ejecutaba este instrumento antes de la llegada de los españoles, pero se construía con otros materiales, con lo que había en el monte, por ejemplo, calabaza”, historió.
“La madera era el guayaibí, la cuerda el tendón de un ñandú, luego pasó a ser cerda de pecarí y después a cerda de cola de caballo –detalló-. Y así fue evolucionando este instrumento”, reseñó.
Añadió que “en la década del ’30 y ’40, el pueblo qom, ya con el contacto con los blancos, incorporaron una lata. Probaron su sonido y les gustó, pero fue necesario para ellos hacerla pasar por fuego, porque éste, en su cultura, tiene una función de purificar. Entonces, hacían un ritual, pasaban la lata por el fuego hasta el amanecer y ya era apta para integrar el instrumento”.