Le ganó a Sol de América de Formosa, 3-1, y llegó a semifinales de la Reválida. El ayacuchense De la Vega fue autor de todos los goles del aurinegro. Villa Mitre de Bahía Blanca será el próximo rival.
La formación que dirige Duilio Botella volvió a ser voraz desde el primer minuto y contó con un De la Vega incontenible en su vuelta a la titularidad. Iban 7’, cuando Agustín Jara ubicó a su hermano Joaquín con un pase largo hacia la derecha, el volante la volcó al medio, el ayacuchense tocó corto y la mano de Ojeda interrumpió la trayectoria de la pelota. Penal que el “9” mandó a la red, con sutil remate contra poste izquierdo.
Con el 1-1 en el global, y beneficiado por la ventaja deportiva, el local vio la posibilidad de obtener una diferencia mayor. Se encontró con un rival de buen manejo de pelota, pero sin profundidad y quedando muchas veces mano a mano en el fondo.
Así fue que un buen encuentro entre Pérez, Dezi y Joaquín Jara terminó con Abecasis cerrando con lo justo abajo.
El segundo gol llegó a los 32’. El menor de los Jara robó la pelota ante Abecasis y mandó el pase profundo al claro hacia De la Vega, quien hizo el movimiento justo, gambeteó la presurosa salida de Ferreyra y definió desde ángulo difícil.
Fueron pasajes sobresalientes de Santamarina, con Igartúa haciendo pie en el medio y mucha dinámica aportada especialmente por “Jarita” y Dezi.
En Sol de América, “El Doctor” Paredes movió piezas para ensayar una reacción. Albarracín dejó de moverse como lateral volante sobre la derecha y pasó a marcar punta izquierda, armando una línea de cuatro defensores en procura de obtener mayor consistencia.
Los formoseños llegaron al descuento en su primera visita al área de enfrente, en 38’, mediante un tiro libre de Mariano Mendoza que Villalba “peinó” de espaldas al arco. La pelota se coló mansamente contra el vertical izquierdo de Mazza.
La incertidumbre se apoderó del San Martín, que presentó un marco imponente en ambos sectores laterales. Hasta que, en 2’ del segundo tiempo, llegó el rápido desahogo: córner de Pérez desde la derecha, Igartúa corrigió, la pelota dio en un rival y De la Vega ratificó su olfato goleador para impulsarla a la red.
El gol renovó a Santamarina y golpeó a un Sol de América que fue para adelante, aunque sin mayor profundidad. El trabajo se vio facilitado para la defensa el aurinegro, y en una de las pocas acciones peligrosas, Agustín Jara cortó con lo justo una incursión de Campero por el área.
Una vez más, el ingreso de Lucero fue positivo, por su verticalidad para atacar por derecha. En su primera llegada le cortaron un pase a Michel, quien en la siguiente definió cruzado y apenas desviado.
Con esas variantes, más la de Barberini y luego la de Galabert; Santamarina controló el juego de la mejor manera posible, más en el campo rival que en el propio.
El visitante nunca se entregó, pero convertir dos goles más le quedó demasiado lejos.
Y cuando el aurinegro se recostó demasiado contra su área, lo pagó con una infracción de Domínguez que le valió segunda amarilla y su ausencia en el partido de ida de semifinales. En definitiva, el único lamento para un Santamarina que prolonga su felicidad y sus ambiciones.