Se trata de Mariana Costaguta, quien fue hasta la ciudad de Formosa para mantener contacto con productores que comercializan a través del Programa Soberanía Alimentaria Formoseña (SAF). Así se interiorizó sobre su labor, además de analizar posibles estrategias para agregar valor a los alimentos. Ese interés de la profesional por el programa pone en evidencia su importancia no sólo para el público, que tiene la posibilidad de obtener alimentos a precios más accesibles, sino también para los productores que pueden mostrar su potencialidad.
La bióloga e investigadora Costaguta, proveniente de Buenos Aires, contactó a algunos productores de la provincia de Formosa durante una de las ferias del Programa Soberanía Alimentaria Formosa (SAF), con el objetivo de interiorizarse en el desarrollo de la producción formoseña, sobre todo, en lo que se refiere a frutas, y analizar su utilización para agregar valor a las materias primas.
Esto pone en evidencia que el programa sirve como una “vidriera” para los productores que participan del programa. “Me interesa conocer qué se produce en la provincia, con qué estabilidad de cultivos, dimensiones, etcétera; para pensar en algún momento si se puede lograr algún aprovechamiento de estos recursos naturales”, contó la profesional.
Esto lo dijo tras recorrer una de las ferias que se hacen los jueves en los puntos fijos del programa. “En otros países de franja tropical hay un gran aprovechamiento de estos insumos”, comentó también la investigadora que trabaja en el desarrollo de productos vegetales para el sector privado.
Una “vidriera” que trasciende a las ferias
SAF es un programa impulsado por la Subsecretaría de Defensa al Consumidor y Usuarios, dependiente del Ministerio de Economía, Haciendas y Finanzas. Brinda un espacio a las familias productoras del Instituto PAIPPA para comercializar sus productos directamente al público a precios accesibles, lo que se estampa en el lema del programa: “Del productor a tu mesa a un precio justo”.
Además de ofrecer un lugar para la venta directa, también se brinda a los productores herramientas de profesionalización, asesoramiento y fortalecimiento de su labor a través de políticas del Instituto PAIPPA.
“Me sorprendió gratamente que haya un espacio de capacitación para los productores, con visitas incluidas. Es muy importante y necesario este acompañamiento para desarrollar (la producción)”, manifestó y resaltó que eso revelaba también la importancia de haber entrelazado el programa con el PAIPPA, más allá de que en las ferias también se comercializan productos de firmas privadas de la provincia.
Laguna Naineck
En estas ferias, los consumidores pueden comprar directamente al productor, eliminando intermediarios. Costaguta asistió por primera vez a una feria del programa invitada por Sergio, un productor de Laguna Naineck. Gracias a ello, la bióloga pudo tomar contacto con él y con productores paipperos de distintas partes de Formosa y tener un acercamiento inicial a sus producciones.
Y teniendo en cuenta que, en los primeros 10 meses del 2024, Soberanía Alimentaria Formoseña comercializó más de dos toneladas de alimentos de familias paipperas, en tanto que, contando a las empresas participantes, se vendieron más de cuatro toneladas-, se demuestra con ello que los resultados que estos productores tienen son sumamente positivos.
Inclusive, este dato, crucial para el objetivo de Costaguta, puesto que precisa lo que ella misma definió como estabilidad de cultivos, para estudiar cómo agregar valor. Es decir, necesita que haya una producción sólida que sea confiable pese a las inclemencias climáticas y permita estandarizar y sistematizar los cultivos. “Cuando uno piensa en una investigación necesita saber que con lo que va a trabajar al año siguiente esté disponible con las cantidades suficientes”, indicó.
Zonas productivas
Luego de recorrer esa feria, Costaguta expresó su interés en visitar las zonas productivas y observar de cerca los cultivos para evaluar posibilidades de investigación en agregado de valor. “Si bien la producción primaria es muy importante porque garantiza alimentación, hoy en día se utiliza mucho los subproductos o bien desechos o residuos que dentro de lo que se llama la economía circular tiene valor propio”, esbozó.
Aunque su trabajo investigativo apenas comienza, esta experiencia visibiliza cómo el programa SAF impulsa la producción formoseña y fortalece el rol de las familias paipperas. También destaca la importancia del acompañamiento estatal para que los resultados de estas iniciativas continúen creciendo en el corto, mediano y largo plazo.
Las ferias del SAF son, entonces en definitiva, una “vidriera” de la producción local, pero detrás de ellas hay un entramado de políticas públicas que otorgan un enorme potencial de desarrollo aún por alcanzar.