En el marco de la inauguración del Museo de la Estación, que se desarrolló este fin de semana en Ibarreta, donde los protagonistas fueron los exferroviarios con sus familiares, la Peña Municipal representó el último viaje del tren General Belgrano Formosa-Embarcación, que ocurrió en mayo de 1993.
De esta manera, además, quedó habilitado el Paseo “La Estación”, lugar donde emprendedores locales podrán desarrollar su actividad comercial.
Fue la ibarreteña Andrea Franco quien captó en su lente fotográfica la fantástica puesta en escena del último viaje del tren; y recordó que, en aquella oportunidad, se clausuraron todas las estaciones del Ramal C-25 y quedaron sin trabajo muchos ferroviarios.
“Los aires pueblerinos del interior de Formosa ya no fueron iguales sin los sonidos característicos de los trenes: el silbato que avisaba la partida; el chirriar de los engranajes cuando llegaban a la estación; el ir y venir de las maniobras y el murmullo de los saludos o la algarabía que provocaba el reencuentro”, relató Franco.
Y agregó: “Nuestra histórica estación del tren, fue una de las primeras instituciones de Ibarreta, en este lugar, se producían los más grandes eventos en aquellos años de sus inicios”.
Asimismo, detalló: “Cuando llegaba la locomotora a vapor, todo el pueblo se acercaba a recibir familiares, viajar o simplemente a mirar el enorme movimiento inusual que allí se producía hasta que el tren retomara a horario su viaje, para luego quedar nuevamente vacía y en silencio la vieja estación del ferrocarril”.
“Aún recuerdo como si fuera ayer, el sonido que indicaba la partida del tren, el guarda sujetándose en el último vagón agitaba un banderín, a la vez el estruendoso ruido que producía el enganche de los vagones cuando la locomotora principal iniciaba el arrastre. Muchos tuvimos la alegría de viajar cuando éramos niños”, describió.
Y se preguntó: “Cuántas historias tendrán nuestros abuelos para contar” ya que “el tren era el único medio de transporte y muchas veces el único medio de comunicación que teníamos con el mundo exterior”.
A través del tren “llegaban cartas, mercaderías, familias que se instalaban, pasajeros que iban y venían de visita, vendedores comerciantes, músicos, hasta en épocas de sequía se lo esperaba que llegara con el vital líquido para poder sobrellevar esos días hasta que las lluvias volvieran, también se transportaba ganado y se enviaban e ingresaban productos”.
“Hoy resiste el paso del tiempo, queda la belleza de su arquitectura y el recuerdo que perdurará eternamente de aquellas épocas en que se poblaba y organizaba el interior de la Argentina y las fronteras”, aseguró Franco.
Y concluyó: “Todos en una inauguración y yo solo fotografiando a este hombre, conocido como don Flores. Estoy segura que revivió tantos años de trabajo y momentos. Qué lindo es fotografiar este momento, que lindo es que mi foto esté en todas partes”.