*Por Luis A. Sebriano (h) – Grupo JUAN PUEBLO
Dice la canción: «Hay gente mentirosa, hay gente policía, hay gente de mierda, y hay gente que no, gente que no, gente que no…». Es prácticamente lo que estamos viendo por estos días, por un lado la policía siendo centro de todo tipo de ataques de los odiadores de siempre, y por el otro lado esa gente mentirosa, esa gente de m….., esa gente que no.
Escribía un gran compañero «si en medio de esta Pandemia, vender un pantalón más, o una hamburguesa más, pudiéndolo hacer por delivery, es más importante que la vida de los demás, es que entonces no entendiste nada». No creo que haya una sola persona que no se vea afectada por este Virus, en lo emocional y en lo económico, pero creer que empatía es mirar sólo tus intereses sin importarte que se sigan contagiando y muriendo el resto de tus vecinos, evidentemente no comprendes el significado ni el valor de esa palabra, y evidentemente tampoco te importa nada. Nada nos va a hacer recuperar el tiempo perdido, ni las vidas perdidas, que se han sucedido por sus acciones. Lamentablemente no se puede volver el tiempo atrás para evitar todo esto, que sabemos les pesa y mucho en la conciencia de varios de Ustedes desde aquel triste 5 de marzo.
Dice el Tango Cuesta Abajo «la vergüenza de haber sido, y el dolor de ya no ser», vergüenza de haber sido causante de todo esta tragedia, y dolor de ya no ser quienes se creían ser, sobre todo a los que se le acaba su cargo en unos meses (cosa que ya no saben como esconder que ese es el motivo de todo esto, y que muchos comerciantes son usados para estos egoístas intereses sin darse cuenta).
Somos una sociedad que le gusta y está acostumbrada a la paz social. Ni siquiera el esconderse detrás de un crucifijo va a hacer que la sociedad formoseña le haga sentir su rechazo, cansancio y hartazgo. Y parafraseando a Miguel de Cervantes en su Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha «Al quemar los libros de la biblioteca considerada motivo del descalabro mental de Don Quijote, el cura condena al fuego «El Caballero de la Cruz» esgrimiendo el argumento: Detrás de esa Cruz se esconde el Diablo».