Por Justo L. Urbieta
La noticia ingrata del domingo tuvo que ver con el fallecimiento de Severiano Maldonado, ser querido y querible por quienes en esta ciudad y en el interior, se relacionaron con él tras su prolongada actividad como funcionario de la Dirección de Ceremonial de Gobierno del Poder Ejecutivo.
De buen carácter, leal persona y un funcionario atento y generoso se había acogido a los beneficios de la jubilación hace pocos años, aunque todos los meses nos comunicábamos, para enterarse acerca de los días en que la Caja de Previsión Social liquidaría los haberes mensuales de ambos.
En 2017, casi tímidamente, me pidió que publicara una foto acompañado de Paula Galeano con quien cumplía, entonces, las Bodas de Oro, 50 años de compartir la vida.
Antes de dejar la actividad plena, no hace muchos años, me comentaba acerca de su deseo de pasar la vejez disfrutando de su familia, sobre todo del amor de sus nietos.
Todos ellos, al igual que los que fueron sus compañeros de trabajo y sus amigos, lloramos su partida y rescatamos sus valores alcanzados desde el esfuerzo y el compromiso con el prójimo.
Severiano Maldonado había superado los 50 años de labor ininterrumpida en la Dirección de Ceremonial de Gobierno del Poder Ejecutivo provincial.
Celebraba siempre su cumpleaños cada 21 de febrero, acontecimiento que utilizaba como pretexto para el encuentro familiar, así como también para compartir una mesa con sus amigos y antiguos compañeros de trabajo.
Maldonado – cuya característica es el buen humor y la predisposición constante para el servicio a los funcionarios y a la gente- es reconocido como el decano de los funcionarios de Ceremonial.
Sus compañeros de trabajo y hasta los ministros lo llamaban «El abuelo», por ser el más antiguo de la oficina.
Comenzó a trabajar el primero de febrero de 1963 cuando se desempeñaba como director Leandro Atencia, evocando las primeras jornadas con Víctor de Jesús Bogado, Juan Aníbal Redondo y Ana Kordelio.
Las anécdotas
Sus anécdotas- rescatadas de los innumerables viajes realizados a los más apartados lugares del territorio y la región durante este más de medio siglo, fueron seguidas con sumo interés por los integrantes de las jóvenes generaciones que siguen detalles de todas ellas, ya que más allá de sus características importan un verdadero caudal de experiencias al que nadie quiere desaprovechar.
Conoció la Formosa desintegrada territorialmente, la del monocultivo del algodón y también la que soportó los cambios de conducción del estado que en no pocos casos fue interrumpida por golpes militares.
Pero también la que ha mostrado transformaciones en su producción, en la integración territorial y social sobre todo con la pavimentación de las principales rutas, con el manejo de los recursos hídricos y con el esfuerzo para generar una matriz eléctrica para los próximos treinta años.
Ha participado de miles de actos de inauguración, así como de visitas de gobernadores y otras autoridades a los pueblos y comunidades del interior lo que le ha permitido conocer su provincia como la palma de su mano.
Los gobernantes
Se desempeñó durante las administraciones del interventor federal Ítalo Fernando Occhilupo, del gobernador Alberto Domingo Montoya ; de los interventores Héctor Gómez Olivera y Augusto Guillermo Sosa Laprida, del gobernador Antenor Argentino Gauna, de los interventores Alberto Rodríguez Fox, Juan Carlos Beni, Juan Carlos Taparelli y Horacio Carlos Gorleri, del interventor militar Reynaldo Martín Alturria, de los gobernadores Juan Carlos Colombo, Rodolfo Emilio Rhiner y Ezio José Massa y desde 1983 las magistraturas de Floro Eleuterio Bogado, Vicente Bienvenido Joga y Gildo Insfrán.
Maldonado, un apasionado de su trabajo, evoca con afecto a quienes fueron sus directores a lo largo de esos años, entre ellos Manuel Schipper, Imbrognio Medrano, Luis Wilciades Aquino, Armando Hipólito Cáceres, Eduardo Marín, Melquiades Martín, María Esther Almada Acuña, Jorge Acuña, Cristian Corbalán y Blanca Tomás.
La responsabilidad
«He tratado de trabajar con la mayor responsabilidad posible y de ser respetuoso. Me siento reconfortado porque mis superiores y las más altas autoridades siempre me han distinguido con su afecto y, además, porque este trabajo sirvió para que conociera de cerca a grandes personalidades de la historia nacional, continental y mundial», expresó.
Se sentía orgulloso de haber sostenido el hogar familiar con trabajo digno y desempeñado con absoluta honestidad, valores que fueron ponderados casualmente por sus compañero al igual que su eterna juventud para sumarse a los trajines de Ceremonial, más allá que el paso de los años también le ha planteado desafíos a su salud.
La última vez
Casualmente la última vez que hablé con él fue hace tres meses, el mismo día que regresaba luego de permanecer casi 100 días en la ciudad de Buenos Aires por razones complejas de salud.
Lamentablemente no tuve respuestas para él porque como recién llegaba no tenía idea del cronograma de pagos.
Enterado de lo que me pasaba, vino a mi casa a visitarme pero coincidió con una entrevista con mi médico urooncólogo en el Hospital de Alta Compejidad.
Este domingo me levanté feliz y exhorté desde el Facebook a que la familia disfrutase plenamente de este domingo por la finitud de la vida y de pronto la infausta noticia de la partida de este buen amigo que seguramente fue convocado, por su bondad, por Jesús.