*Por Justo L. Urbieta
Este 14 de septiembre, y sobre todo en un momento en que se repiten nuevas obras de infraestructura para la zona, se evocó el día de 2004 que marcó el antes y el después de la realidad del Oeste formoseño y de Este salteño en esta región del Gran Chaco Argentino, olvidada por muchos años por el gobierno central.
Ese fue el presagio de Gildo Insfrán al hablar en esa calurosa siesta estival en Ingeniero Juárez cuando recibió al por entonces presidente de la Nación, doctor Néstor Carlos Kirchner, quien llegó al por entonces “lejano oeste” para poner en marcha la construcción de sucesivos siete tramos de pavimento de la ruta nación al 81, una obra incluida en el Acta de Reparación Histórica suscripta el 28 de mayo de 2003.
Esa vez explicaba que los formoseños habían apoyado fuertemente en las urnas la candidatura del doctor Kirchner porque confió en el proyecto político que le ofrecía al pueblo argentino.
A juicio suyo, en esos primeros meses de gestión estaba demostrando a la sociedad argentina y al mundo entero que con voluntad, coraje y decisión era posible en este mundo global hacer una Argentina diferente, desarrollada desde el sur al norte y desde el este hasta el oeste teniendo en cuenta al hombre como centro y motor de este crecimiento con equidad social.
Citaba Insfrán que ese 14 de septiembre era su tercera visita a la provincia como presidente de la República ya que había estado por primera vez a tres días de haber asumido la presidencia y el 20 de enero de 2004 para repetir la visita en esa jornada para dar inicio a la obra que representaba el sueño de todos los formoseños, del este y del oeste.
Consideraba que con dicha obra se estaba dando el primer paso importante para empezar a caminar una provincia diferente a partir de la integración territorial ya que hasta entonces “vivíamos separados, entre el este y el oeste y desde hoy empiezan a acercarse esas distancias dentro del territorio provincial”.
El gobernador manifestaba que lejos de ser egoístas, los formoseños aspiraban a integrarse con las regiones vecinas.
Esa expresión tenía que ver con posturas contrarias que se habían difundido por entonces y que lo llevó a decir que, aunque todavía no lo quisiesen entender la fuerza de la verdad las haría recapacitar y llegar a la conclusión que la bisagra de la integración del NEA con el NOA es Formosa, a su criterio ubicada en el lugar exacto desde el punto de vista geoestratégico.
Basó su pensamiento en criterios doctrinarios que tuvo como mentor al ex presidente Juan Domingo Perón quien aludía que a la era de los nacionalismos le seguirían, sucesivamente, las del continentalismo y del universalismo y que, por entonces, se estaba en esa etapa, mirando no solamente ya a las regiones Nordeste y Noroeste como un espacio de la Nación Argentina sino también los territorios de los hermanos paraguayos y brasileños, al Este y al Oeste, observando la salida hacia Chile por el Paso de Jama, para ir a otros mercados del mundo por el Océano Pacífico.
Se interrogaba entonces acerca de lo que se preguntaría la población y los beneficios que significaban las obras anunciadas y planificadas para mencionar, a modo de ejemplo, que había obras hidráulicas como la del complejo de Laguna Yema, la única obra productiva de la cuenca del Bermejo estaba en Formosa para almacenar agua en una superficie de 14.000 hectáreas, disponiendo de un canal a cielo abierto de 90 kilómetros de longitud que conduce 10 metros cúbicos por segundo de agua hasta Las Lomitas para abastecer a las poblaciones y servir a los proyectos productivos ya establecidos.
Mencionaba Insfrán que con nuevas obras que permitirían el manejo de los recursos hídricos los formoseños se aprestaban a poner en marcha todas las potencialidades del oeste y que ya había muestras acabadas de que eso era posible.
Así hizo referencia al Centro de Validación de Tecnologías Agropecuarias (CEDEVA) a la que reconoció como la herramienta tecnológica más importante que tiene el oeste formoseño para validar cualquier tipo de cultivos, con empresarios que ya comenzaban a producir en el territorio.
“No tengamos miedo y tampoco hagamos caso a los profetas del odio y a los que nos quieren atar a la pobreza. No dejemos que nos lleven por mal camino. Hay espacio para los formoseños y también para todos los hombres del mundo que quieran venir a invertir en Formosa”, exhortaba.
A las voces que denunciaban que aquí se estaban extranjerizando las tierras las calificó de mendaces al fundamentar que se contaba con 7.400.000 hectáreas de superficie y ahora con el programa de asistencia a la producción se llegaría a poco más de 100.000 hectáreas de producción agrícola.
“Es una osadía pensar que podemos poner en el circuito productivo agropecuario 740.000 hectáreas que es solamente el 10 por ciento de la superficie total del territorio formoseño? “, planteaba para explica que el desafío consistía en triplicar las áreas de siembra y en decuplicar la generación del producto bruto geográfico.
Consignaba que a esa empresa estaban llamados todos los formoseños y aquellos “que quieran venir con nosotros a empujar de este carro”, para elucidar que la meta, por convicción era el hombre como centro del accionar de su gestión testigo de lo cual era el resultado de un trabajo integral, sistémico, que ataca por todos los sectores.
Entre otros aspectos el mandatario aludía a la transformación educativa para ir formando recursos humanos que tuviesen la herramienta que les permita estar incluidos en el proyecto de desarrollo en marcha, restañar la salud del que está enfermo, pero fundamentalmente en este trabajo integrado en salud que está dado a través de las áreas programáticas divididas en distritos.
Y casualmente se refería al tal el caso del nuevo hospital que ese 14 de septiembre inauguró con Kirchner y en el que trabajarían más de 30 profesionales.
Sería cabecera del denominado Distrito Uno para la atención de los servicios que más preocupaban a esa región como eran los de tocoginecología, pediatría y neonatología, especialidades que consideraba eran las que más trabajarían para que vayan mejorando los índices que tanto afligían.
Gildo Insfrán le agradeció al entonces presidente de la Nación por convertir en realidad viejos sueños de los formoseños y se comprometió a velar porque las nuevas obras sean bien utilizadas, así como también a defender a rajatabla el proyecto de Nación que estaba construyendo el santacruceño.
Al término de sus palabras, ya estaban listas las maquinarias viales de la empresa adjudicataria de la licitación convocada para ejecutar el primer tramo a partir de Juárez hacia Las Lomitas.