Al pronunciar su mensaje en la legislatura en el inicio de las sesiones ordinarias de 2018, el gobernador de Formosa Gildo Insfrán renovó la continuidad del modelo formoseño en el entendimiento de que es lo valido ante un errático proyecto nacional.
Al principio, el primer mandatario exteriorizó un sentido homenaje al fallecido a mediados de diciembre último del vicegobernador Floro Bogado: “Mi amigo y compañero que me acompañó en la gestión durante 22 años y un día y que por designio del Señor tuvo que partir”. “Floro, te recordaremos siempre”, expuso.
Junto a sus hijas Sofía y Yanina y hermano Jony, el primer mandatario realizó inicialmente un informe ejercicio financiero desde 1° de enero al 31 de diciembre de 2017, el cual exponiendo los ingresos y egresos totales arrojó un superávit superior a los 35.7 millones de pesos.
Indicó que estos evidencian una administración superavitaria en los últimos 16 años, una provincia desendeudada y un gobierno que tiene claridad respecto de su rumbo, que «no es otro que el elegido de manera soberana por el pueblo formoseño. Los principios ideológicos que guían nuestro accionar son los mismos desde el primer día: la búsqueda de la independencia económica para la consolidación de la soberanía política, y con estas premisas, la concreción de la justicia social para felicidad y grandeza de nuestro pueblo. Vemos con preocupación que estos altos ideales, que el sentido común nos presenta como básicos y elementales, no son compartidos por el actual gobierno nacional. Esto se refleja en cada emisión de deuda realizada para mantener en pie su errático modelo económico.
Apelando al engañoso argumento de la “reinserción de la Argentina en el mundo”, vamos cediendo nuestras inmunidades como Estado soberano y nuestra independencia económica. En efecto, somos testigos –e involuntarios garantes– del proceso de endeudamiento más acelerado de la historia argentina. Hemos tomado más de 132 mil millones de dólares en tan solo 27 meses, de los cuales 108 mil millones corresponden al Estado Nacional, 12 mil millones a las provincias y otros 12 mil millones a empresas privadas. Hoy lideramos el ranking mundial de endeudamiento y volvimos a tener un presupuesto que destina más fondos al pago de servicios de la deuda que a la salud y educación de los argentinos.
Resulta paradójico que el actual Gobierno haya accedido al mercado financiero internacional gracias a haber recibido un país desendeudado. La pesada herencia no parece ser la que recibieron en 2015, sino la que dejarán a nuestros hijos y nietos con este endeudamiento. No puede soslayarse, además, que el dinero tomado en préstamo no tuvo como objetivo central la inversión en infraestructura o en sectores estratégicos para generar riqueza. Por el contrario, más del 70% de los dólares ingresados tuvieron como destino la especulación financiera y la fuga de capitales.
Similar despropósito observamos con las Letras del Banco Central, las famosas Lebacs, que implican un endeudamiento por más de 1 billón de pesos, astronómica cifra que supera ampliamente la base monetaria total del país. Esta operatoria nos está costando a los argentinos más de 800 millones de pesos de intereses por día. El panorama futuro es aún más preocupante si vemos que la causa primaria de estos endeudamientos, que es el gran desequilibrio macroeconómico caracterizado por déficits gemelos (fiscal y externo), no se está resolviendo. Por el contrario, está creciendo: a fines de 2017 la suma de ambos alcanzó el 10,9 % del PBI, y se proyecta un 11,9 % para 2018.
En los últimos 35 años Argentina vivió una situación similar de déficit gemelos en 1987 con el 9% del PBI y en 2000-01 con un 5,6%; en ambos casos fueron inferiores al actual. Debemos tener memoria: en estas dos oportunidades los desequilibrios no se pudieron sostener y terminaron en fenomenales crisis económicas, donde tuvimos que pagar altísimos costos, como la explosión inflacionaria y recesión, producto del ajuste desordenado de las variables macroeconómicas.
Recursos propios ante los recortes nacionales
«Asimismo, compensaremos el recorte de los fondos para comedores escolares, que se encuentran congelados a cifras del 2016. Esto se suma a la decisión tomada el año pasado de incorporar desayuno y merienda para el nivel secundario, con recursos provinciales.
El mismo esfuerzo hacemos también con fondos propios para la construcción de edificios e infraestructura para educación en toda la provincia. Durante el último año pusimos a disposición de la comunidad 45 nuevas unidades educativas, para distintos niveles y modalidades, con equipamiento y tecnología acorde a las necesidades del proceso de enseñanza y aprendizaje. Con ellas llegamos al histórico número de 1.321 establecimientos construidos durante nuestra gestión, a lo que se debe sumar un centenar de obras en distintas etapas de ejecución en todo el territorio.